CULTURA / ESPECTáCULOS › CINE. UN IMPORTANTE PREESTRENO SE PRESENTA MAñANA EN EL CAIRO
Con anécdotas que se superponen y complementan, la ópera prima de Santiago Calori revive la experiencia cinéfila de los '60, los problemas con la censura y la compulsión irrefrenable por ver cine. El estreno tendrá entrada gratuita.
› Por Leandro Arteaga
Entre otros aspectos, el cineasta Santiago Calori dice de su ópera prima que le ha permitido "confirmar cosas que suponía que eran ciertas, también encontrar otras, como puertas que se fueron abriendo. Aparecieron cuestiones desperdigadas a las que hubo que organizar". Se refiere a Un importante preestreno, título que encierra anécdota y que bien vale escuchar y ver en la propia película. La función será mañana, a las 20.30 y con entrada libre y gratuita, en Cine El Cairo. El director y la cinefilia estarán presentes.
Porque se trata, justamente, de una película de amor al cine, de rastrillaje entre sus grietas todavía abiertas. Esas que permiten aún vislumbrar la patria de la cinefilia que Argentina fue, con uno de sus epicentros en calle Lavalle, de Buenos Aires. Los años '60 son el disparador para la película de Calori, a partir de personajes que resumen un espíritu de época: distribuidores, tituladores, programadores, en colaboración estrecha contra la censura que despertara con el onganiato para luego acentuarse durante la última dictadura militar. Entre otros, el censor Miguel Paulino Tato destella como cavernario asumido, con su bautismo de orgullo en el Opus Dei.
"Tratamos de contar la película desde un orden cronológico, con el paralelo de lo que sucedía en el país por entonces. Es decir, me interesaba dar cuenta de cómo lo que ocurría con los cinéfilos estaba a la orden de lo que pasaba en esos mismos momentos con el país", prosigue Calori.
- Hay en la película un reconocimiento a los protagonistas de esa época.
- Hubo muchos emprendedores, gente sin la cual muchas de las cosas que tomamos como basales para la educación cinéfila no las hubiésemos tenido. Ellos son quienes las trajeron. En algún punto, son héroes bastante anónimos, porque nadie sabe qué fue lo que hicieron, la gente sólo recuerda a las películas. Por eso, valía tenerlos a ellos contando sus historias y de manera divertida; lo que es maravilloso. Eran unos aventureros, muchos estaban jugándose la casa cuando compraban una película.
- A la vez, parece el retrato de un continente perdido, al que se añora.
- No quise apelar a un tono demasiado melancólico, lo que me pasó fue que me encontré con que los protagonistas de la historia, a quienes les había pasado el tiempo, disfrutaban de la diversión de contar antes que lamentar todo lo que les había pasado con la censura. Estamos hablando de un tema serio, estos tipos la pasaron mal, pero se me iban para otro lado al relatarlo. Por eso, en un momento, pasé de proponerme una película más reflexiva a una comedia, porque son ellos mismos los que se están riendo; pasó algo medio mágico con eso, algo muy encantador.
- Entre los mitos que corroboraste figuran los tours de cine a Uruguay.
- Es uno de los capítulos de la película y una de las primeras cosas que salí a buscar, porque yo no sabía quiénes los habían hecho, si estaban organizados o no, o si simplemente era una costumbre revolucionaria de clase media, por así decir. Lo que me cuenta Alejandro Sammaritano me lo confirmó. El me pasó todos los catálogos de Cineclub Núcleo, dos valijas fantásticas para cualquiera al que le interese un poco el cine. Con ese material comenzaron a aparecer cosas con mucha historia.
Acá está la razón del título, porque "Un importante preestreno" era el código con el que Cine Núcleo programaba disimuladamente los títulos prohibidos por Miguel Paulino Tato, a partir de una política perspicaz por parte del legendario Salvador Sammaritano, al frente del Cineclub. Como esas películas no eran aptas para la masa que Tato desdeñaba, Cine Núcleo las cobijaba. Pero desde una contraseña que era compartida por... ¡2000 socios!, con la conformidad del censor, tal como refiere el investigador Fernando Martín Peña. La relación entre censura, distribución y exhibición es otro de los capítulos fascinantes de la película de Calori, que alcanza a los años '80 y su destape.
En cuanto a la actualidad y sus matices, el realizador comenta que "si bien la película comienza con una pasada de diapositivas de (calle) Lavalle hoy, hay que reconocer que ese modelo de salas, con 2000 butacas, desapareció por insostenible. Hoy la oferta de variedad es un 20 por ciento de lo que había antes. Desapareció la noción de distribuidor de otra época, la de aquellos tipos que viajaban, compraban y traían una película. Hoy son tres o cuatro compañías y se hace bastante complicado alcanzar el estreno. Por otro lado, pienso al DCP como una gran herramienta que no está bien utilizada. Si el valor de la copia bajó tanto, ¿cómo es posible que no tengamos más variedad de títulos en los cines? Porque están en manos de cinco tipos, ése es el drama. Por eso, el circuito alternativo aparece como una necesidad pujante".
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