CULTURA / ESPECTáCULOS › TEATRO. PADRE CARLOS, EL REY PESCADOR SE PRESENTA HOY EN LA COMEDIA.
En su visita a Roma, donde debía presentar su obra sobre el cura Mugica, Pablo Razuk pudo encontrarse con el Papa Francisco, que conocía el proyecto y, atento
a una cancelación inesperada, abrió las puertas para una función en el Vaticano.
› Por Julio Cejas
"'Sí, ya sé que estás haciendo esa obra de Mugica en Argentina', me dijo el Papa Francisco cuando le comenté que me quedaba con ganas de hacerla en Roma", cuenta Pablo Razuk, el protagonista de Padre Carlos, el rey pescador, espectáculo que podrá verse en el Teatro La Comedia (Mitre y cortada Ricardone) esta noche, a las 21, en una única función. Con la actuación protagónica del actor rosarino, cuenta la historia del heroico Padre Carlos justo en el momento en que una ráfaga de ametralladora interrumpe la que sería su última misa y una vida consagrada a la defensa incondicional de los oprimidos, desde una perspectiva de lucha que el poder de turno había condenado de antemano.
"Estuve siete años investigando y juntando información sobre Mugica, un personaje riquísimo", dijo Razuk. "En ese momento, cuando yo empecé, no había tanta data como ahora. Hice entrevistas con la familia de él, con sus amigos de la secundaria y con algunos compañeros del seminario, y con toda esa información fui en busca de autores para que redondearan una escritura dramática", relató el actor a Rosario/12.
En principio, estos dramaturgos no colmaron las expectativas de Razuk, que llegó a concretar sus sueños recién cuando se encontró con la prestigiosa escritora Cristina Escofet. "De repente apareció Escofet, que es la autora de Bastarda sin nombre, la obra sobre Eva Perón. Esta autora fue partícipe de la época, vivió los 70 y después se tuvo que exiliar. Con esta impronta y con una profunda fe cristiana de alguna manera se fueron conjugando los elementos, a lo que se sumó su capacidad para darle forma a un texto que estuvo nominado para varios premios", consideró el actor iniciado en los talleres del maestro rosarino Oscar Medina.
En Padre Carlos, el rey pescador, a partir de la memoria Mugica revive esa última escena, la de su muerte, recorriendo momentos: su infancia de chico acomodado, su pasión por el fútbol, su elección de ser cura, los días del primer peronismo, su opción por Perón y sus convicciones dentro del Movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo. "Cuando comencé a trabajar en este proyecto me llené de imágenes de lo que fue la vida de Mugica, a tratar de ver a través de sus ojos la realidad social, la realidad de la villa, su origen de familia acomodada y su conversión a otra forma de vivir la vida", dijo Razuk.
- ¿Tu viaje a Roma y la posibilidad de contactarte con el Papa Francisco afianzó tu búsqueda sobre la vida de Mugica?
- Cuando se concretó el viaje, una de mis fantasías era caminar las calles por las que anduvo él, y tuve la suerte de caminar por las calles de Madrid, de Roma, estar en el Vaticano. En París me di el gusto de andar por los mismos sitios por lo que anduvo el Padre Carlos.
En la obra de Escofet, hacia el final de la reconstrucción de la escena donde Mugica es ametrallado, encarnado ya en la figura del mítico rey pescador herido confiesa que no ha muerto, sino que está entre nosotros y que su herida no sanará hasta que no alcance a comprender por quién resucitó el Cristo. Razuk recuerda que cuando leían el texto con el director José María Paolantonio, éste le dijo que la obra iba a llegar al Vaticano.
"Estuvimos a dos días, estaba todo preparado, con una carpa contratada por la embajada argentina, pero el cambio de gobierno hizo que todo lo que estaba organizado quedara invalidado. En el vuelo nos enteramos que la función del Vaticano no se hacía", dijo el actor evocando un momento desafortunado por las políticas de turno. Aunque, según Razuk, el Papa ya sabía de la existencia de la obra porque se lo había informado uno de sus asistentes en Buenos Aires, que la había visto dos veces.
"Francisco me dijo: '¡Sí, ya sé que estás haciendo esa obra de Mugica en Argentina', a lo que le contesté que me había quedado con ganas de hacerla en el Vaticano y él, con ese tono campechano que lo caracteriza, me tranquilizó: '¡Quedáte tranquilo, que ya la vas a hacer!'".
En la Unesco de París nunca se había montado una obra de teatro y la propuesta argentina reunió a casi 400 personas de todo el mundo que aplaudieron de pie, según relató Razuk. Y, al final de la obra, le pedían el texto porque, más allá de la barrera del idioma, les había emocionado el espectáculo.
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