"Rock... algunos dicen que no tengo pasta, pero por suerte tengo muchas ganas de cantar lo que digo y decir lo que pienso", dispara Mauro Digerolamo en "El disfraz", cuarta canción de La trituradora. Como si el perfil que desgrana en esa obra no fuera lo suficientemente gráfico, las once obras incluidas en su tercer disco solista derrumban las acusaciones: el ex integrante de Hermosos Perdedores y Narguile ofrece un trabajo con tensión y pulso rockeros. Con matices y aproximaciones a géneros diversos, con la canción como formato esencial pero, sobre todo, con pasta rockera.

Editado por el sello Sublatir en su serie premiada por Espacio Santafesino, La trituradora reúne obras recientes de Digerolamo, que coló además algunos esbozos de canción que no llegaron a sumarse a Estoy jugando y Actitud de entrega, sus discos de 2009 y 2012. "Siempre tengo guardadas melodías que no completo, ideas sin terminar que después voy recopilando. Generalmente me acuerdo de algo que tengo guardado y lo mejoro, le busco más vueltas, más recovecos a la idea original de la punta de un tema", detalla el cantante y guitarrista, líder de una formación estable que se completa con Juan Flores (bajo), Tito Barrera (batería y percusión) y Fabricio Magaldi (guitarra).

En La trituradora ese cuarteto estable se amplía con la aparición de músicos invitados (bronces, cuerdas, sintetizador), que sumaron color a las bases grabadas por la banda en un formato directo al que Digerolamo apostó para lograr "una sinergia que no se forma de otra manera". Registrado en el estudio Romaphonic de Buenos Aires (ex Circo Beat) y en El color de la mente de Rosario (a cargo de Ramón Merlo III), este tercer disco de Digerolamo "presenta al cantautor en su faceta más eléctrica, con canciones duras como puñetazos", según la acertada definición que alienta el propio sello discográfico.

Esta noche el Gran Salón de Plataforma Lavardén (Mendoza 1085, quinto piso) dará cuenta de esa potencia, en un show que se anuncia a las 21.30.