Diario Homs es muchas cosas. Ante todo, es un libro de textos literarios y dibujos, publicado en formato diario. Obviamente es un juego de palabras con el nombre de su autor, el escritor y artista plástico Darío Homs (Totoras, 1965). Desde el jueves pasado hasta el 19 de mayo, Diario Homs es (en el mejor sentido) una delicada intervención que con curaduría del autor y con la colaboración de su colega artista César Baracca combina sus textos y dibujos en el Museo Histórico Provincial de Rosario "Dr. Julio Marc" (Avenida del Museo s/n, Parque Independencia). Delicada porque las obras, en soporte papel, fueron deslizadas al interior de vitrinas centenarias por las conservadoras del museo con impecable cuidado. Delicada también por la sutil presencia de las piezas contemporáneas.

La muestra acompaña el libro, exhibe todos sus originales gráficos y su inauguración sirvió para presentarlo. "Un proyecto literario que se vale de herramientas plásticas", se lee en el ploteado de una de las salas. En sentido literal, Diario Homs es lo que dice ser: un diario, "escrito por su ilustrador", Homs, desde su home sweet home Totoras. Editado por Silvina Crosetti, el libro reúne de un modo muy cohesivo cuatro años de obra literaria y plástica. La forma diario juega con el formato gráfico de lo periodístico, cuyo uso artístico aquí consiste en instituir (mediante la pura nominación por escrito) cómicas ficciones geográficas y comerciales: "corresponsal en la agencia Say No More"; "Gloria Gaynor, editora" (como en sus libros anteriores); "Hotel Insomnio", y un lugar, Insomnia, habitado por los Maldormidos. Allí ambienta Homs una nouvelle que incluye en el libro.

Ilustrador, colaborador de Rosario/12 y autor de dibujos animados y estáticos, Homs se sostiene en una estructura compositiva de cuadrícula y escribe con letrógrafos, haciendo visible una sospechada continuidad entre escritura y composición ortogonal. Los dibujos se complementan con epígrafes, poemas, cuentos, la nouvelle, una obra teatral y hasta un mapa de Oceanía (Homs: "Tiene más agua, se puede escribir más"). No ilustran, no suplementan los textos sino que les salen al encuentro, en una contingencia tan feliz como la que determina los encuentros de una muestra que parece haber estado siempre allí. Los Cuadernos iluminados (que Homs viene llenando bellamente en tintas y pigmentos de color desde los años 90) se lucen aquí como los manuscritos medievales en los que están inspirados. Otra influencia, dice Homs, es la de William Blake. Si bien esta obra no sería posible sin la tradición vanguardista de la poesía concreta, el humor de Homs (absurdo, pop, Dadá, satírico) remite a la tradición de la patafísica. "Cuadernos Rivadavia en las vitrinas de Rivadavia, o al lado de un merchandising de Rivadavia", dice Homs en referencia, respectivamente, al propietario original de las vitrinas de madera y a un jarrón con el retrato de dicho ex presidente argentino.

El libro, los textos y los cuadernos de Homs también comparten escena con una efigie de Rosas, cuatro piezas zoomorfas de la colección Enrique Astengo, otros tantos jarrones florales en porcelana (acompañados de citas surrealistas del diario, como "una orquídea atardece en la selva equivocada") y un nicho dorado para una virgen barroca. En la entrada se provee de un plano donde localizarlos y está a la venta el libro.