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Descendientes de mapuches por parte paterna, portadores también de sangre española y guaraní, Pablo y Marino Coliqueo encontraron en la música el modo de aunar los matices de cada cultura. Así surgió, hace casi dos décadas, Che Joven, proyecto en el que conviven instrumentos tradicionales de los pueblos originarios con guitarra eléctrica, bajo, bombo y batería. Una paleta sonora que reluce también en Nuestro mensaje, disco editado en 2015 y que hoy a las 21 tendrá su presentación oficial en Distrito Siete (Ovidio Lagos 790).

Nacidos en Los Toldos, pueblo ubicado en el centro-norte de la provincia de Buenos Aires, los hermanos Pablo y Marino son herederos de un apellido de peso: su tatarabuelo mapuche, el lonko Ignacio Coliqueo, fue el primero en asentarse en ese punto geográfico allá por 1860. "Hay un momento en que esos colores de los antepasados van explotando en la vida, cuando uno toma conciencia de dónde viene --explica Pablo Coliqueo al momento de trazar lazos entre su obra musical y su ascendencia--. Con mucho respeto tomamos prestados para nuestra música los instrumentos originarios, el trompe, el kultrun, la trutruca, y de esa manera los involucramos, porque sentimos que es una manera de llevar a que la gente sienta verdaderamente ese color, a que podamos mostrar el paisaje que llevamos dentro".

Un paisaje que el público rosarino ha podido descubrir en las frecuentes visitas de Che Joven, que tuvo su debut en la ciudad "hace unos 8 años", en el bar La Isla. Luego vendrían actuaciones en El Aserradero y una última visita con el Monumento a la Bandera como marco, en una noche compartida con Bruno Arias y Horacio Guarany. Pero hubo,también, numerosas actuaciones en contacto directo con un público alejado del radar céntrico. "Hemos tocado en barrios periféricos de Rosario, colaborando con actividades socioculturales de diferentes barrios --apunta Coliqueo--. Para nosotros es una cuestión de militancia el hecho de tomarnos un tiempo para compartir con la gente que no puede pagar una entrada. Es fundamental compartir con la gente humilde, porque cantamos canciones que tienen que ver con nuestra parte interior, el vecino, el barrio. Si no nos tomamos el tiempo de compartir con esa gente no tendría demasiado sentido cantar lo que cantamos".

Esa concepción de intercambio auténtico que atraviesa al proyecto buscará ampliarse en los próximos meses: mientras maquetan su próximo disco doble, los Che Joven van delineando una gira por distintas ciudades latinoamericanas. "Queremos llevar estos colores a otras latitudes y también poder aprender sobre los colores que allí existen, hacerlos propios, compartirlos", se entusiasma Coliqueo, que concluye: "Darle a la gente esas vivencias, compartirlas, es lo más sincero que podemos hacer".