La proliferación de grupos no siempre es sinónimo de calidad. Tampoco, al fin y al cabo, de la vitalidad de una escena, que para consolidarse como tal debe contar con el respaldo, cuanto menos, de público y medios para su difusión. Y aún cuando estos últimos aspectos no sobresalen en Rosario, la ciudad sigue alojando a proyectos que apuestan por una producción musical con estándares de producción elevados, con búsquedas estéticas de nivel y que, además, continúan apostando al la edición de discos. En ese contexto, serán cinco los grupos que este fin de semana presentarán sus nuevas producciones, en un hecho tan auspicioso como poco frecuente.

Y si de situaciones poco habituales se trata, la aparición de Orquesta Utópica significó ya no sólo un nuevo respaldo a la floreciente movida tanguera de la ciudad, sino también a la difusión de un repertorio santafesino y contemporáneo. Esa es la apuesta que el grupo trasladó a Contracorriente, disco debut que concretaron a través del financiamiento colectivo, y que hoy a las 21 estrenarán en el Centro Cultural Parque de España (Sarmiento y el río).

Dirigida por Martín Tessa y Sebastián Jarupkin, la Utópica esquiva los clásicos probados del género para respaldar la labor de autores como Joel Tortul, José "Pepe" Ferrer, Carlos Quilici, Cholo Montironi y Omar Torres, cuyas creaciones conviven en el disco con las de tres de sus miembros: Tessa, Jarupkin y Mariano Sayago. "Nuestra idea es tocar temas de músicos que estén produciendo, más allá de las edades. Y lo que está bueno de incorporarlas es que junto con Martín tenemos la posibilidad de que suene a Orquesta Utópica. Creo que la orquesta ya tiene una identidad bastante visible. Al principio son procesos que se tienen que ir dando, que no se pueden forzar. En nuestro caso se dio naturalmente, eso es genial", sintetiza Jarupkin, que confía: "Decimos que es un proyecto utópico, pero con este disco, con esta presentación, estamos demostrando que no lo es. Sostener la orquesta es un acto de amor, sino sería imposible".

Para Ariel Migliorelli, líder y compositor de Fargus, la coincidencia en día y horario con Orquesta Utópica le impedirá participar de ese acontecimiento, aunque reconoce que es un hecho digno de ser celebrado. "Está buenísimo que pase esto en Rosario. Me parece súper favorable para la ciudad que haya tanta calidad, propuestas diversas y tan cuidadas", evalúa el bajista, tecladista y compositor del trío que esta noche, desde las 21.30, recorrerá Pixel en el Teatro de Plataforma Lavardén (Sarmiento y Mendoza).

En esta segunda producción Migliorelli propone un extenso set de canciones que pueden nuclearse dentro del pop-rock, a las que registró junto a un amplio listado de invitados, y que esta vez recorrerá con un noneto de músicos afines. Porque aún cuando la presencia de Migliorelli resulta esencial en el proyecto, es el propio autor quien remarca: "Me parece que el formato de banda es fundamental para este tipo de música, no podés lograr un disco con esta característica con sesionistas, necesitás mucho compromiso, mucha búsqueda interior en cuanto a su colaboración. Por eso Fargus es una especie de filosofía, una forma de pensar la música".

Si de pensar la música se trata, desde la edición en 2012 de Brillante, su disco debut, el quinteto Mi Nave fue forjando una identidad que le permitió resaltar entre las propuestas indies de la ciudad. Mañana, a las 21, el Galpón de la Música (Estévez Boero 980) volverá a recibir al grupo para el lanzamiento de su tercer placa, Tristeza, donde contaron con la participación de Diego Acosta como productor. "Todavía estamos procesando al disco, donde por primera vez trabajamos con un productor externo. Y si bien sigue la línea de los anteriores, tiene varios elementos que los diferencia de los otros", apunta Andrés Yeah.

Para el guitarrista, la experiencia le significó al grupo un aprendizaje que llegó acompañado de una mejora en la sonoridad de Mi Nave. Un grupo que, precisamente, se ha caracterizado por su cuidado sonoro. "El audio de la banda es casi tan importante como la canción misma --admite Yeah--. El sonido es algo que nos caracteriza mucho, tratamos de ser siempre bastante obsesivos con éso, dedicarle mucho tiempo a cómo suena cada elemento del disco. Por más que por ahí quede en un segundo plano una guitarra, una percusión o lo que sea, estamos mucho tiempo buscando el sonido exacto".

Mañana mismo, desde las 23, en McNamara se concretará otro de los estrenos del fin de semana: All the Hats llegará al local de Tucumán 1016 con Uno a uno, disco que evidencia un cambio de rumbo para un grupo que se ganó un lugar de reconocimiento dentro del punk rock melódico y que, luego de un impasse, vuelca aquí algunas influencias antes relegadas. Así lo reconoce su cantante y guitarrista Lucas Moreno, que apunta: "Mucha gente me dijo que era un disco más maduro. Está buenísimo escuchar esas opiniones, porque esto es lo que salió después de mucho tiempo. Están las influencias que tuvimos siempre y no habíamos podido volcar en un disco, entonces es el puntapié inicial para volcar más y más influencias, sonidos, tiempos y otras cosas que nunca habíamos hecho en discos anteriores".

"No es que nos planteamos salir de un lugar, sino que los discos anteriores formaban parte de una velocidad que veníamos trayendo como banda en su momento, de no parar de tocar, generar cosas, componer de una manera --agrega--. En este disco pudimos tener tiempo de frenar a la banda después de diez años, de escucharnos, trabajar otras ideas, probar nuevas cosas en el estudio, encontrar el audio para cada miembro".

La lista de lanzamientos se completará el domingo, a las 21, en Berlín (Pasaje Simeoni 1128), donde los Gay Gay Guys presentarán Degenerado. Nacida como tributo a The Strokes, la banda fue sobreviviendo a algunos cambios de integrantes hasta darle forma a siete canciones propias que quedaron registradas en el Ep Gracia, de 2013, donde incluyeron una única canción en español, la misma que abre este largo con el que definitivamente adoptaron su idioma nativo. "Y también nos fuimos despegando un poco de ese sonido indie bien yanqui de los Strokes", aclara el cantante Juan Manuel Robles, que entiende que abandonar la composición en inglés resultó sustancial para el grupo. "Uno intenta, utilizando recursos poéticos, metafóricos, expresar un poco las combinaciones que lo conforman como un individuo nuevo. Hacerlo honestamente, entregarse al cien por ciento a eso da un cagazo bárbaro", aclara Robles.

Sin embargo, el grupo conoce de desafíos y ruptura de prejuicios: además de su propio nombre --"El argumento del nombre se da en el silencio posterior al momento en que, en notas, me preguntan y digo que es porque somos los putos putos. ¿Qué pasa en una sociedad que no puede entender, o admitir, el concepto puto, la palabra gay? La palabra gay no es meritoria de un momento de estupefacción posterior", cuestiona el cantante--, la banda se reconoce cultora del "rock villero". "Nos gusta molestar a la gente", ríe Robles, y concluye: "Todo tiene un trasfondo. El rock villero es quebrar éso con lo cual crecimos. Yo siempre fui muy cheto para los pibes y muy negro para los chetos, crecí en el medio y conozco las dos puntas del ovillo. La música no puede ser rehén de ese combate. La música con contenido no puede estar ahí, quiero que mi reclamo social también se haga presente a través de nuestras canciones. Desde ahí escribo y hago música".