El 25 de noviembre del año pasado, Día Internacional por la Eliminación de la Violencia Contra las Mujeres, el colectivo Mujeres de Negro Rosario (grupo local del movimiento internacional pacifista y antibelicista Mujeres de Negro, fundado en Israel/Palestina en 1987) instaló 225 pares de zapatos vacíos color lila (un par por cada mujer asesinada ese año en Argentina) ante los Tribunales Provinciales de Rosario. El fotógrafo Alberto Gentilcore registró la instalación, haciendo legibles los textos que incluía: nombres, fechas, consignas. Como él, sus compañeros Andrés Macera, Sebastián Granata y Sebastián Joel Vargas salen cada día para dar a leer la realidad en imágenes.

El 28 de septiembre, Rosario/12 cumplió 26 años. Sus reporteros gráficos lo celebran con una muestra conjunta en el Espacio Cultural Universitario (ECU, San Martín 750). Inaugurada el jueves y acompañada de un catálogo que salió con el diario, la exposición Fotos/12 puede visitarse de martes a sábados de 10 a 18, hasta el 5 de noviembre. Son 21 fotos que sus cuatro autores seleccionaron entre lo mejor de la cosecha del año, tras una preselección donde cada uno aportó veinte fotos.

Al demorarse en las ampliaciones con el ritmo lento de la sala de arte (en vez de la rápida ojeada al medio gráfico informativo), el espectador atento puede captar una diversidad de miradas y estilos, que los diferencian dentro de un nivel parejo y alto de calidad. Si las fotografías de Sebastián Granata componen planos generales de la totalidad de una determinada escenografía construida socialmente, las de Andrés Macera se concentran en un detalle o rasgo que parece, justamente, rasgar la superficie de la composición. En barthesiano básico diríase que Granata trabaja el studium y Macera, el punctum.

Así, Granata muestra el gran teatro de rituales y signos de los desfiles carnavalescos o las celebraciones trágicas, mientras que Macera pone el foco de su mirada mediada por la lente en detalles como el perfil de un delincuente eclipsado por el de su abogado, o el de un manifestante embanderado que les apunta con un dedo a los gendarmes. Macera es autor de una excelente foto donde resuenan ecos de aquella Madre e hija en Plaza de Mayo (1982) de Adriana Lestido, en el grito que contorsiona el rostro de una madre que pide justicia; en vez de aquellos dos puños en alto, lo enmarcan dos manos con otra cámara.

Sebastián Joel Vargas se abre paso con una búsqueda estilística que trasciende la urgencia de la noticia y decanta en obra de arte. En su ensayo fotográfico Buena leche, Vargas explora estéticamente la exitosa resistencia pacífica al desalojo, el 8 de septiembre pasado, del Tambo La Resistencia en Nuevo Alberdi. En Fuera de cuadro, la foto dialoga con una viñeta de humor gráfico creando un gag, un chiste visual a la manera de su autor, el dibujante Mordillo, y sacando provecho de algo que suele ser una pesadilla al fotografiar obra: las luces reflejadas en el vidrio del cuadro (en este caso, las del Centro Cultural Fontanarrosa). Aquí el acto de enunciación en que la foto consiste no es invisibilizado, sino que constituye su enunciado.

Agudamente consciente del tiempo y no sólo del espacio, con un humor sutil a veces y siempre con años de oficio que se ven en cada píxel, Alberto Gentilcore crea textos visuales, anudamientos de signos cuyo sentido (siempre con una reserva, estética, de sinsentido) da a descifrar en relación con un contexto, un momento o un instante. El baile de la victoria fallida de Del Sel, la mirada de mutua admiración entre el cantautor Joan Manuel Serrat y una madre de Plaza 25 de Mayo, o un óleo de Miguel Ballesteros junto a la intendenta Fein son algunos de esos "instantes decisivos", como les decía Henri Cartier Bresson.