Cuando Manuel Moretti habla de los diversos factores que confluyeron en el éxito de Sistema nervioso central, cuarto disco de Estelares, evita toda posibilidad de soberbia, aunque bien podría posicionarse en la autorreferencialidad para explicar el suceso de esa placa. Al fin y al cabo, fueron largos los años de trabajo para el cuarteto que hoy goza de un reconocimiento público y crítico gracias a canciones bellas, efectivas, profundas y plenas de elementos que logran cautivar en cada escucha. Sin embargo, nada de ello será promocionado por el cantante y compositor del grupo que completan Víctor Bertamoni (guitarras y coros), Pablo "Pali" Silvera (bajo y coros) y Carlos Sánchez (batería), formación que hoy a las 23 estrenará su último material en El Sótano de Mitre 785.

De hecho, en su entrevista con Rosario/12 Moretti planteó algo así como un alineamiento planetario que derivó en la génesis de la placa más elogiada del grupo, material que, además, satisface plenamente a sus creadores: "Una de las cosas que más estamos disfrutando es que la banda está afianzada, que el disco quedó buenísimo y que no es casual. Este disco, y sobre todo este tiempo, es el punto de maduración más importante en estos cinco o seis años de estar juntos con este cuarteto, porque hasta Ardimos tocamos con otro baterista. La grabación estuvo buenísima, las ideas parece que las direccionamos bastante bien. Estamos muy conformes con el disco, y no solamente nosotros, sino que hay mucha devolución, y eso nos incentiva".

Aunque la obra no se distancia demasiado de las huellas marcadas por el grupo a lo largo de sus tres discos anteriores --Extraño lugar de 1996, Amantes suicidas de 1998 y Ardimos del 2003--, haciendo que el sello melódico del grupo tenga su presencia en esta nueva incursión a estudios. A pesar de ello, el cantante marcó algunas diferencias con los antecesores de Sistema.... "Lo que tiene este disco a diferencia de los anteriores es que el tracción a sangre, lo que suena la banda en vivo, está bastante bien registrado --expresó--. Compositivamente yo estoy más maduro, la banda también, y es el disco más cantable, con muchos estribillos. Para mí es uno de los discos más rockeros de Estelares. Y después sí, hay una melodía y una lírica de Estelares que tiene que ver con el melódico. Eso sigue perdurando y sé que va a seguir perdurando, porque es algo que tengo muy incorporado, lo que yo llamo el melódico tanguero argentino. Si naciste o viviste en la provincia de Buenos Aires, o básicamente en cualquier lado, en los 70 y los 80, en las casas de familia se escuchaba mucho el melódico, y el tango siempre se siguió escuchando, entonces eso se filtra en nuestras canciones".

Mientras tanto, en apariencia el aspecto lírico parecería haberse construido sobre los amores--desamores de Moretti, que a pesar de ello destacó: "Este disco por ahí es el menos autorreferencial. Los dos primeros fueron en los que más investigué sobre el narcicismo, cosas hasta medio psicoanalíticas puestas en canciones. Ardimos es el más rockero épico y este es en el que por ahí toda esa información de autores, de películas y demás, pasaron por mí de una manera muy elaborada. Sí, por supuesto, sigo creyendo que los autores son el Spinetta de Pescado Rabioso y de Artaud, o escritores como Cheever, Irving, directores de cine como Cassavettes. Son un montón de ideas que están en mi cabeza y que se meten en las canciones, pero por ahí fue información anterior. En este disco sí, estaba leyendo a DeLillo, Irving y Updike, pero no noto que conscientemente eso se haya metido. Creo que es como una ensalada de muchos años de información y que lo que tiene este cuarto disco de Estelares es que son quince años de laburar, y me parece que este es uno de los puntos más altos de nuestra carrera".

A punto de que se reedite el debut del grupo, y a pocos días de que volviera a editarse Amantes suicidas como consecuencia del suceso generado por su última placa, Estelares llegará hoy a Rosario en el pico más elevado de su fructífera trayectoria, un camino que hasta hace poco fuera seguido por fieles que respaldaron con fervor el lento crecimiento de un grupo que parece ir rumbo a un merecido brillo estelar.