En 1994, el reconocido director y dramaturgo Daniel Veronese escribía Formas de hablar de las madres de los mineros mientras esperan que sus hijos salgan a la superficie; un texto que nos remite a tantos que han tratado de dar cuenta del tema de los desaparecidos. La escena se desarrolla en una aséptica oficina de una empresa minera a la que acude Isabel, una madre que reclama a su hijo minero, al que no ve desde hace 12 años. Lejos de encontrar alguna pista, se encontrará con dos empleados de la oficina que terminarán por interrogarla y colocarla en una situación humillante.

Los siniestros personajes intentarán minar literalmente las fuerzas de esta madre que está preparada para resistir los tortuosos juegos que le proponen para convencerla de que desista en sus intenciones por recuperar a su hijo. Un clima extraño sobrevuela este texto de Veronese que estrena por primera vez en Rosario, el director George De Bernardis, con las actuaciones de Patricia Pareja; Julián Sanzeri y Mariam Antón.

Con una puesta austera y un tratamiento lumínico bastante acotado, el planteamiento de la dirección se circunscribe al despliegue actoral que por momentos alcanza grados de tensión dramática, sin que esto pueda sostenerse a lo largo del trabajo.