Mié 15.11.2006
rosario

CULTURA / ESPECTáCULOS

"Más que un obstáculo García Márquez es un como un precursor"

Tres escritores colombianos estuvieron en Rosario en el marco de una iniciativa que permite acercarse a otros autores de la literatura latinoamericana. Hablaron de Gabo y de Borges.

› Por Fernanda González Cortiñas

Tres miradas tres. Desde Rosario, a poco de colocar la piedra fundamental de lo que esperan sea un auténtico "puente literario", que una su país con la Argentina, tres voces, tres referentes generacionales de la narrativa colombiana conversaron con Rosario/12. Convocados por la editorial Alfaguara y traídos hasta Rosario por iniciativa de Homo Sapiens, Antonio Caballero (Bogotá, 1942. Autor de No es por aguar la fiesta --Premio Planeta Periodismo 1999--, Patadas de ahorcado y Sin remedio), William Ospina (Padua, Tolima, 1954. Responsable de títulos como Los nuevos centros de la esfera --Premio Ensayo Casa de las Américas 2003--, La decadencia de los dragones y Ursúa) y Juan Gabriel Vásquez (Bogotá, 1973. Escribió Los amantes de Todos los Santos y Los informantes) acercaron hasta la ciudad sus experiencias personales y arriesgaron una mirada común sobre el estado general de las cosas en ese vitriólico territorio que es la literatura latinoamericana.

--En el contexto general de la globalización, en materia específicamente cultural ¿qué valor le asignan a este tipo de conexiones más, digámoslo así, "regionales"?.

--Ospina: Para mí es una revelación muy grande. Este tipo de iniciativa siempre permite acercarse a un montón de escritores que no conocemos, que no nos conocemos. Y eso siempre es valioso.

--Vásquez: Para mí es una especie de constatación, a la vez preocupante y aliviadora, de que las literaturas lationamericanas contemporáneas son compartimientos absolutamente separados. Los colombianos rara vez tenemos oportunidad de leer a los autores argentinos, nuevos o poco difundidos, y viceversa sino es por mediación de alguna gran editorial española. Así que esa parábola de tener que pasar por España para leernos entre nosotros, pues es rara sí, pero está bien que la aprovechemos. Además creo que este momento editorial está muy vinculado al llamado "boom latinoamericano".

--A propósito de rótulos, para los escritores colombianos, como para los futbolistas argentinos, debe ser complicado escapar al "sello" García Márquez, ¿no?

--Ospina: Para mí, más que un obstáculo García Márquez es un como un precursor, alguien que abrió la literatura colombiana hacia afuera de nuestro país. Hubo una gran literatura colombiana antes de él; esperamos que haya una buena después. Yo no lo veo como un peso, como una carga, al contrario.

--Caballero: Cuando yo empecé a escribir, García Márquez no existía como escritor todavía. Pero creo que lo que ha sido él --y hablo no sólo en el sentido literario, hacia afuera de Colombia, sino político también- hacia adentro de nuestro país, presentando la realidad colombiana frente a otros países, ha funcionado como una especie de gran paragüas protector. Y creo que eso es algo que debemos agradecer, por un lado los escritores y por otro los que hemos querido incursionar en política.

--Entonces, esto de que, en cultura siempre las nuevas generaciones son edípicas y quieren matar al padre es más vale un mito...

--Vásquez: En realidad es un mito ésto de que el "padre" está siempre dentro de las fronteras del país de uno. Para mí, por ejemplo, cuando empecé a escribir fue mucho más difícil lidiar con la influencia de los cuentos de Cortázar. Ya mayor, cuando estaba escribiendo mi primera novela, escribí un cuento que publiqué en una antología y que nunca he publicado como libro porque me parece que la influencia de Borges allí es demoledora, y lo anula como creación.

--Callero también lo cita muy frecuentemente a Borges, alguien que no está considerado como un autor típicamente "latinoamericano"...

--Caballero: La verdad es que yo no sé qué es ser un autor latinoamericano. Siempre me ha interesado Borges porque todo el tiempo le descubro cosas nuevas; primero porque no lo he leído todo --entre otras cosas porque Borges escribía mucho más de lo que cualquier lector podría leer--, pero además porque me enriquece y me da nuevas ideas. Alguna vez escribí que Borges es un autor cuyo tema es exclusivamente la inteligencia.

--Ospina: Para terciar en esta conversación, a mí me parece que Borges es un autor muy latinoamericano. Y la leyenda de que no lo es, creo que tiene que ver con un malentendido. Si algo caracteriza a América Latina es la variedad de su composición, sus distintas voces. Una literatura muy latinoamericana es, por ejemplo, la de Rulfo, que ahonda en la memoria ancestral del mundo mexicano, en esa búsqueda del padre, esa pervivencia de los muertos. Me parece muy de su región, del Caribe, la literatura de García Márquez, la elocuencia del español, el pensamiento mágico indígena, la sensualidad del mundo africano, todo eso está presente allí. Pero es que un componente fundamental de nuestro continente es la inmigración, y de todas la regiones del mundo. Y en Borges ese interés de ir por todas las culturas, por la Kabalah, el Islam, las literaturas de Europa oriental, el budismo, no es más que una mezcla de la complejidad del proceso inmigratorio en la Argentina, de cómo aquí confluyeron todas las tradiciones y de cómo El Aleph está realmente en el sótano de nuestras casas. De modo que una de la cargas de América Latina es la universalidad, y en ese sentido yo creo que Borges es muy latinoamericano.

--Sobre esto, sobre la complejidad de los procesos inmigratorios, fundamentalmente el original, el de la Conquista, habla en su última novela, Ursúa, un trabajo que de algún modo bucea en los orígenes de la violencia en Colombia.

--Ospina: El espíritu de la Conquista está todavía muy presente en Colombia, una violencia que expulsa a las gentes de sus tierras, que le niega sus derechos, sus tradiciones. Es algo que repite viejos modelos de saqueo y dominación.

--¿Y cómo se genera arte en este contexto de violencia y miedo, en un país donde, como dijo Laura Restrepo meses atrás, "los colombianos se conformarían apenas con saber que sus hijos morirán después que ellos"?

--Vásquez: Yo creo que para los que no conciben el arte como un hobbie, el arte es siempre una consecuencia directa de eso que esas situaciones de crisis. Para mí por lo menos, mi forma de crear, que es la novela, yo la concibo como una herramienta de conocimiento. Creo que el arte sirve, casi siempre, para hacerse preguntas sobre lo que pasa a nuestro alrededor y por qué nos pasa.

--Lo que ocurre es que esta crisis parece extenderse indefinidamente en Colombia...

--Vásquez: Bueno, es que la crisis colombiana empezó en 1810...

--Caballero: En realidad, como decía recién William, para mí empezó antes, en 1510, cuando desembarcó en Colombia nada menos que Pedro Arias Dávila, probablemente el más cruel de los conquistadores. Desde entonces creo que la de Colombia ha sido una lucha por la tierra, que empezó con los españoles y ahora es el turno de los narcoparamilitares para sus cultivos... Los colombianos todavía peleamos por la tierra.

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