CULTURA / ESPECTáCULOS
Juan Carlos Baglietto habló con Rosario/12 antes del recital que esta noche ofrecerá en El Círculo, para presentar su nuevo trabajo "Sabe quien", y por supuesto, los clásicos de siempre.
› Por Edgardo Pérez Castillo
Mientras coordina los pasos indispensables para lograr que su segundo hijo, de diez años, llegue a la escuela en una calurosa tarde de mediados de diciembre, Juan Carlos Baglietto mantiene su línea abierta a la prensa rosarina. Y no es menor la excusa para contactarse con el antiguo trovador, que luego de casi una década volvió a los estudios para darle vida a Sabe quien, la placa que esta noche, desde las 21.30, presentará en el Teatro El Círculo.
Hasta allí arribará el cantante, que sumará como acompañantes a Cristian Judurcha en batería, Guido Martínez en bajo, Víctor Carrión en flautas, saxos y quenas, Daniel Homer en guitarra, Juancho Perone en percusión y Adrián Charras en teclados. A todos ellos se sumarán algunos (previsibles) invitados locales, además de Roque Narvaja. Respaldado por semejante staff, Baglietto se permitirá recorrer no sólo las 13 composiciones que nutren a su flamante placa de estudio, sino también algunas de las obras que él mismo convirtiera en clásicos, y que esta noche sonarán renovadas. "Esas nuevas versiones tienen que ver con tratar de actualizarlas, o tratar de darles una versión actual, sin por eso modernizarlas", apuntó Baglietto a Rosario/12.
Mientras tanto, las novedades serán aquellas que incluyera en una placa que se presenta en una cuidadísima edición, y que seguramente desterró los temores que, según admitió el propio cantante en el booklet del disco, lo acompañaron en todo el proceso. "No sé con qué tuvo que ver ese sentimiento de miedo. Quizás porque durante mucho tiempo estuve trabajando cobijado por la estructura de los Vitale, y empezar nuevamente un proyecto solista disparó algunos temores", minimizó el intérprete.
Y aunque Baglietto se proclame por fuera de esa estructura, la sociedad construida durante algunos años se sostiene en la apertura misma de un material que comienza a correr con "Parado", poética composición de Rubén Blades que tiene como principal multiinstrumentista a... Lito Vitale. Mientras tanto, ese formato de canción se sostiene en "Me asomo", obra en la que Olga Román musicaliza una letra de Juan Uria. Aunque allí, la presencia de Lucho y Martín González le ofrece un toque folclórico que se contrasta con el saxo soprano de Víctor Carrión. En ese sentido, las variedades de instrumentación son un elemento clave en la recorrida por Sabe quien. Y de esa manera, la intimidad de "El faro" se potencializa en la conocida dupla de piano y voz entre Vitale y Baglietto, que parece asumir como propio el dolor desgranado en la lírica.
Porque, es tan cierto como histórico, Baglietto suele elevar (y popularizar) sus interpretaciones a partir de un involucramiento que él mismo reconoce como natural: "Canto lo que siento. No pienso por qué, o qué quiero hacer con esas canciones. A las canciones las tomo como mías y me las creo. Mi corazón está con estos autores. Me siento representado por sus canciones y por eso creo poder defenderlas con uñas y dientes. Pero no pienso demasiado en lo otro, simplemente canto".
En ese marco, en "Angel y demonio" el espíritu de Jairo parece colarse entre la voz del rosarino, mientras que los aires españoles se dejan entrever en "Ni el último ni el primero" de Javier Ruibal. Aunque pronto, las melodías importadas se suplantan con un cambio de rumbo. Así, en "Marina" Baglietto respeta en gran parte la bella creación de Jorge Fandermole, ampliando allí el elenco de acompañantes, e incluyendo a su hijo Julián como baterista en un staff que se completa con Vitale, Juan Pablo Rufino en bajo, Jesús Vázquez en percusión y Romina Cavia en coros. La pluma de Fander se sostiene en "Tiempo de silencio", donde la aparición de Luis Salinas brilla con un solo sobre la expiración del último estribillo.
Es entonces, promediando la placa, cuando Baglietto deja en claro que la amplitud estilística le sienta bien y, por supuesto, lo satisface: "Quería que fuera un disco amplio, donde el folclore y la canción están presentes. Es un disco interesante, que tiene mucha música. Me parece que es un disco maduro, que plantea una visión musical a mi gusto interesante. Hay tipos tocando, se respira una cosa de tranquilidad. Es caliente lo que pasa, pero a la vez es como calmo. Es un disco reflexivo y me parece que está bien. Si bien no creo que sea yo quien tenga que dar la opinión final, me parece que es un buen disco".
Entre esos "tipos tocando", Lucho González aparece nuevamente como secuaz en "Tu decisión", donde Baglietto le da vitalidad a ese valsecito milonguero que es una oda al abandono con final feliz. Y una nueva obra de su autor, Javier Sánchez, es la que sostiene el ritmo y descubre nuevamente a Vitale como todoterreno, quien aporta teclados, percusiones, contrabajos y bandoneones en "Mundo redondo".
La lírica rosarina retorna en "Azules", creación de la dupla Abonizio-Aberástegui que logra su punto cúlmine cuando Baglietto demuestra su amplitud vocal. Porque la voz del rosarino sigue siendo vasta, generosa y, probablemente, menos afín a las estridencias de otros tiempos.
El litoral y cierto giro pop en el estribillo van de la mano en "Carcará", paso previo al cierre con "Si tu supieras" de Roque Narvaja, melancólica despedida que, sí, encuentra a Baglietto acompañado únicamente por Lito, y que (quizás) deja abiertas las puertas a una nueva incursión discográfica.
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