CULTURA / ESPECTáCULOS › UN RELATO INTIMISTA SOBRE LO QUE SE OCULTA DETRAS DE LAS FACHADAS
A partir de los prejuicios que despierta en un barrio de clase media la presencia de un acusado de pedofilia, el director Todd Field construye una parábola sobre la utilización de los niños para los fines egoístas de sus propios padres. Una película nominada para los Oscar.
› Por Emilio A. Bellon
SECRETOS INTIMOS (Little children) EEUU., 2006. 8 puntos
Dirección: Todd Field.
Guión:Todd Field y Tom Perrota.
Fotografía: Antonio Calvache.
Música: Thomas Newman.
Intérpretes: Kate Winslet, Patrick Wildon, Jennifer Connelly, Jackie Earle Haley, Gregg Edelman.
Duración: 136 minutos.
Al igual que en su film anterior En el dormitorio, estrenado hace cuatro años, Todd Field decide indagar en los comportamientos familiares, las relaciones de pareja, los vínculos con los hijos. Ahora, en este film que ha sufrido una alteración respecto de su título original y que lleva, en principio, al espectador a la búsqueda de querer conocer verdades ocultas, Todd Field nos traslada a una zona suburbana residencial, poblada por hombres y mujeres profesionales, que están dominados por el prejuicio y la hipocresía. Uno de sus antecedentes más cercanos en la pantalla lo encontramos en la admirable realización de Todd Haynes Lejos del paraíso.
El film transcurre en nuestros días y el primer escenario que se nos ofrece a la vista es un parque, donde las mujeres del lugar, dominadas por un fuerte aburrimiento, llevan a sus pequeños hijos. Pero no son estos los pequeños niños a los que se refiere el título original, sino sus propios padres, los adultos eternos adolescentes, que no tienen la valentía de enfrentar sus propias situaciones. Son estos adultos los que toman la vida como un pasatiempo, para que el ocio no los aplaste. Juegos marcados por una imposibilidad: la de aceptar sus propios problemas.
En Secretos íntimos, título que en relación con el afiche abre las puertas de las habitaciones privadas, donde la sexualidad tiene su particular pasaje, los personajes de las diferentes familias forman parte de un mismo vecindario, ámbito en el cual un hombre pasa a ser la figura más vigilada y castigada, por ciertas acciones, que lo llevan a transformarse ante la vista de los demás en un ser despreciable.
Pero es aquí donde el director elige detenerse, no ya para condenarlo sino para construirlo desde el rechazo y el odio de quienes lo cruzan y lo persiguen. Es esta dirección la que nos lleva a otros films que han tomado a un diferente como objeto de presa, como un blanco móvil: La jauría humana de Arthur Penn (1966) y Matar un ruiseñor de Robert Mulligan, estrenada en 1962.
En ambos films, hay otro, un diferente, pero a cara descubierta, que lleva a que los habitantes de un pueblo se lancen sobre él con toda violencia: sea un prófugo de la justicia o bien un joven negro, acusado de violación. En Secretos íntimos este hombre de mediana edad, que vive simbióticamente junto a su madre anciana, es alguien que fue noticia de diario y que se transforma, ante la mirada de los niños, en una figura amenazante. Serán ellos, sus padres, los que lo nombren con odio; pero igualmente, son ellos, esos padres, los que toman a sus hijos como medios para sus fines egoístas.
Nominada para la próxima entrega de los Oscars 2007, en los rubros mejor guión adaptado, actriz principal y actor secundario, Secretos íntimos es un film de historias y miradas que se cruzan desde el descontento y la mentira, desde las frustraciones de cada uno de sus personajes; como el que interpreta Kate Winsley, quien puede llegar a encontrar en Ema Bovary, la heroína de Flaubert, un motivo para escapar de la indiferencia familiar.
Y volvemos al parque de juegos, donde los niños suben a las hamacas. Y volvemos a cada día, donde la piscina no sólo es un lugar de esparcimientos, sino un pretexto para una próxima cita. ¿Quiénes son pues estos pequeños niños a los que hace mención el film?
El guión de Todd Field y Tom Perrota nos lleva, desde una voz en off que subraya pasajes de la novela original, a presentar cada uno de los personajes desde los esterotipos que la sociedad espera de ellos. Y en tal caso, es el acusado pedófilo, rol que interpreta el actor nominado, el que más matices de comportamiento ofrece. Aquí no hay ya una mirada condenatoria, como algunos directores lo hubieran hecho, sino un interiorizarse en los pormenores de una vida castrada.
Film de caracteres, que se van acentuando conforme las presiones sociales, Secretos íntimos se permite mostrar hasta qué punto cada personaje podrá resolver, aunque sea, algo pequeño de su existencia. Y lo hace sin apelar a salidas casi mágicas que ciertos films conciliadores proponen. Lo logra marcando, por ahora, ese límite que define hasta dónde cada uno puede llegar.
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