CULTURA / ESPECTáCULOS › JAIME ROOS PRESENTA EN EL CIRCULO SU ESPERADO ULTIMO TRABAJO
El músico uruguayo tardó una década en volver a grabar, pero
parece que el tiempo no hubiera transcurrido hasta su Si me
voy antes que vos. Las canciones, la murga y el compromiso.
› Por Edgardo Pérez Castillo
Diez años separan a Fuera de ambiente, el disco con el que Jaime Roos arribará mañana al teatro El Círculo, de Si me voy antes que vos, su anterior producción con composiciones originales. Sin embargo, nada parecería separar a ambas, como tampoco éstas podrían pensarse alejadas de aquellas que el músico uruguayo creara a lo largo de treinta años, tiempo transcurrido desde su debut discográfico. En esencia, ese mismo lapso (y esa misma voz y línea creativa que las unifica) estará contemplado en su nueva visita a la ciudad, en una función que dará comienzo a las 21 y que significará el estreno de un espectáculo que, aunque inspirado en este último disco, propondrá una interesante recorrida por la obra del notable creador.
Así lo distinguió Roos a Rosario/12, en un diálogo que se vería cargado, lógicamente, de analogías ligadas con el arte del balompié: "Siempre concibo el show no como una presentación de algo sino como un momento artístico en sí mismo, entonces por supuesto que hay una cantidad de canciones del disco que se presentan en el espectáculo, pero están combinadas con canciones anteriores que hace mucho tiempo que no hago. Hemos tenido ganas de hacerles nuevos arreglos, nuevas versiones, y hay canciones más clásicas que siempre es notorio que la gente las pide, y que hacemos también con arreglos nuevos. Es una especie de viaje de treinta años de discos, donde por supuesto se interpretan canciones del disco nuevo".
Consciente de la magnitud del período a abordar, Roos supo mantener a la multitudinaria banda que lo ha acompañado en los últimos tiempos --los hermanos Ibarburu, Gustavo Montemurro, el "Negro" Haedo y el coro de la banda Contraseña--, sumando además a un invitado de lujo: "Somos una banda de doce músicos, porque a los once de la temporada anterior se suma Hugo Fattoruso, que para nosotros es una especie de Maradona musical. Nos hacemos los vivos y jugamos con doce, con un refuerzo (risas). Es un show de mucha energía, mucho color, con mucho cambio de frente, buscando el clima. Más o menos ya me conocen en Rosario y saben la concepción de show que manejo. Este es un show nuevo dentro de esa concepción multicolor".
- Teniendo en cuenta que las referencias futboleras estuvieron y siguen estando presentes, ¿a los shows los planifica como si fueran un campeonato o más bien un partido?
-Teniendo en cuenta que cuando se ensaya un espectáculo se repite durante cierto tiempo, aunque ninguno es igual a otro, se hacen como si se planificara un partido. Lo que sucede es que cuando uno se sube al escenario el lugar y la audiencia te cambia los planes, y cada show termina siendo un partido diferente. Ahora, el equipo se para en la cancha de la misma manera, siempre.
- La sensación al escuchar Fuera de ambiente es que no se trata de obras maduradas en estos diez años (desde la aparición del último disco de canciones inéditas), sino que se trata más bien de la madurez de toda una vida volcada en diez canciones. ¿Es realmente así?
- Mirá, no pretendió ser así, pero en los hechos lo es. Cuando digo que no pretendió me refiero a que hice las canciones que me salieron, como siempre. En mi caso, hijo, uno no inventa, uno descubre. Entonces en el momento de la composición musical, y luego de las letras, directamente me dejé ir, como en todos los álbumes anteriores, sin pretender hacer un balance a esta altura del partido ni nada que se le pareciere. Ahora, una vez terminado el disco y teniendo en cuenta que las letras se hicieron más o menos en la misma época, hay una determinada unidad entre ellas. No temática pero sí con respecto al punto de vista desde donde se miran las cosas. Entonces puedo concluir con que es un disco que habla de una cantidad de cosas de la vida, los sentimientos universales del amor, la muerte, la soledad, la alegría y la pena. Pero desde otro ángulo, de un ángulo más maduro. Inevitablemente es así, porque cuando leo las letras me doy cuenta que no las pude haber escrito en otra época de mi vida. Y me alegra muchísimo que sean así, que el tiempo haya tenido un sentido, puesto que si yo siguiera siendo el mismo que cuando tenía 25 años realmente me consideraría una persona que, o tiene complejo de Peter Pan, o que pasó por la vida sin entender nada.
- Después de más de treinta años creándolas, y ligado con esto de pensar la composición como una búsqueda y no como una invención estructurada, una obligación de inventar algo, ¿qué es significa para usted, hoy, la canción?
- La canción es una de mis pasiones. Quizás la mayor, porque es para mí más importante componer que tocar la música. De todas maneras subirme a un escenario es lógicamente algo fascinante para mí, pero si tengo que decir qué es lo más importante, es la composición. Me doy cuenta que es una forma de volcar lo que siento. Todos tenemos adentro un tanque lleno de cosas. Yo puedo hacerlo a través de las canciones. Es mi forma de decirle al mundo: "Yo creo que el mundo debería ser así". Hay alguien que alguna vez dijo: "El arte es un intento de ponerle orden al caos en el que vivimos". Inconscientemente cuando uno hace canciones, o dice cosas, está tratando de embellecer, ordenar, mostrar o, algunas veces, denunciar, para tratar de que las cosas sean más bellas o más lógicas. De todas formas se da de una manera muy inconsciente.
- Para el tango la lejanía y, como consecuencia, la nostalgia, terminan resultando inspiracionales. ¿Cómo funcionó en usted la lejanía durante su estadía de diez años en Europa?
- Sí, fueron diez años, y los primeros fueron muy vitales para mí, y ya los últimos en una pendiente de nostalgia que hacía que estuviera desesperado por volver. De todas maneras, con respecto a mi música fueron importantísimos puesto que por un lado tuve la ocasión de tocar durante muchos años con músicos de los cinco continentes, todo tipo de estilos en todo tipo de lugares, aprender mucho de mi trabajo a nivel profesional. Pero también de comprender, de valorar, a mi propio país en absolutamente todas sus facetas, y a la música de mi país. Por suerte cuando me fui, que era muy joven, ya estaba ideológicamente dentro de la corriente de la fusión de las raíces nuestras con Europa, no fue algo que se me ocurrió allá.
- La presencia del folclore en la música argentina es cada vez más notoria, al menos el rock lo ha empezado a incorporar con mayor claridad en los últimos años. ¿Ve algún factor que esté favoreciendo ese reconocimiento a ritmos como el candombe o la murga?
- Bueno, supongo que deben ser apasionantes, sino músicos de otros países no los tomarían. Hace poco escuché a músicos españoles haciendo candombe, hay dos o tres grupos españoles haciendo candombe en algunas de sus canciones. Te agrego: en el jazz, el tango y el folclore argentino hay una serie de músicos que están fusionando sus estilos con el candombe y la murga uruguaya. Eso para mí es una enorme alegría, significa que nuestra música ahora forma parte de una baraja.
- En paralelo usted ha argumentado que esa identidad uruguaya se está empezando a perder en Uruguay.
- No, lo que he dicho es que a nivel musical considero que hay muy buenos músicos en este momento pero que se están distrayendo un poco respecto a sus propias raíces. Sin embargo en las llamadas del candombe, que se hacen en febrero, hay cada vez más grupos, y ahora las tienen que hacer en dos días en lugar de uno solo, porque hay tantas comparsas que ya no caben en una jornada. La murga joven, por ejemplo Agarrate Catalina que ha venido a la Argentina con mucho éxito, tiene un impulso enorme en el carnaval, esas tradiciones están muy fuertes. Sí hay una extraña dicotomía en las canciones que se graban en los grupos y estas raíces que están apartadas, que no se fusionan.
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