CULTURA / ESPECTáCULOS › "LA VIDA DE LOS OTROS", GANADORA DEL OSCAR A FILM EXTRANJERO
La historia transcurre en plena guerra fría en Berlín Oriental. Ofrece, desde el inicio, intriga en base a la figura de la sospecha.
› Por Emilio A. Bellon
"La vida de los otros" ("Das Leben der Anderen").
Alemania, 2006.
Guión y dirección: Florian Henckel Von Donnersmarck.
Fotografía: Hagen Bogdanski.
Música: Gabriel Yared.
Intérpretes: Martina Gedevk, Ulrich Muhe, Sebastián Koch, Ulrich Tukur, Thomas Thieme.
Duración: 134 minutos.
Salas de estreno: El Cairo, Del Siglo, Showcase y Village.
Calificación: Nueve (9).
En clave de thriller, merecedora del Oscar al mejor film extranjero, premiada como el mejor film europeo del 2006, "La vida de los otros", inusual opera prima, se puede pensar como un film que, partiendo de "La conversación" tiende un puente con aquellas realizaciones que ponen el acento, que fijan su mirada en los mecanismos de la sociedades de control, que a través de actitudes espías y seguimientos desencadenan situaciones trágicas, confinando la libertad al más lóbrego de los rincones.
De la misma manera en que uno puede pensar en el film de Francis Ford Cóppola del año 74, aunque aquí los móviles son diferentes, la sola mención del año en que transcurre (citado esto por un colega), 1984, remite de manera directa a la profética novela de George Orwell, en la que el mismo lenguaje de los habitantes de esa "ciudad fortaleza" opera desde un vaciamiento de sentido. Y es en 1984, cuando Alemania aún permanecía dividida por un Muro de 46 km que ofendía con su sola presencia y que llevó a que sus habitantes del lado Este, vivieran como lo representaba "Good bye, Lenin", sostenidos por la mentira en aquel año, que abre el film, su director nacido en Colonia, tenía sólo once años.
En Berlín Oriental es donde transcurre esta historia que ofrece, desde el inicio, fuertes marcas de intriga a partir de que sale a la escena en el mismo momento en que se está representando una obra, y que presenta a los personajes centrales del film la figura de la sospecha. Un diálogo en voz baja es el punto de partida de ese acorralamiento que sufrirán dramaturgo y actriz, y es en ese mismo punto donde se localiza el dolor por aquel que ya no puede ejercer su profesión.
Al seguir la trama del film uno puede llegar a sentir vivencias escalofriantes y pensar igualmente, desde la Stasi, la policía secreta de la Alemania Oriental en la CIA, en la KGB y en la SIDE, nombres que de por sí despiertan pesadillas. Espiar la vida de tal o cual, no dejar que ninguno de sus voces se liberen de las grabaciones, perseguir sin ser vistos, aniquilar la vida privada y arrojar a un individuo al suicidio; término por otra parte vedado en estos territorios y sustituido cínicamente por otro. Un perfil y un accionar de todo sistema totalitario es el que nos entrega, su guionista y director, como un retrato en negro de aquellas sociedades, que en nombre de verdades absolutas emanadas de los centros de poder, apuntan a la destrucción del individuo.
Es el Partido, una vez más el Partido. Es el Régimen, una vez más el Régimen. Porque "La vida de los otros" es un film que se atreve a derribar los mitos, que en nombre de una falsa utopía, se fueron construyendo a partir del silencio y la delación. Film de escenarios desolados que señala el lugar del despojo del arte, la primera realización de Von Donnersmack reconstruye todo un itinerario, como lo realizara su personaje, a través de investigar en los archivos los dossier secretos.
A la manera de los films de Costa Gavras, éste es un film de denuncia que no olvida la complejidad de las conductas de sus personajes, que se muestran desde diferentes facetas, tal como el propio Capitán; sumergiendo al espectador en un espacio ambiguo, claustrofóbico, de diálogos amordazados. Sin embargo, desde mi punto de vista, hay un final que se abre sobre otro final, que acusa explicitaciones que dejan de lado la sutil implicancia del relato y que en el último de esos finales delata un viraje que nos desvía, ideológicamente, aquel planteo inicial. Es la historia de fuerzas como tensión la que se empequeñece en esa última secuencia, según así lo comprendo.
La necesaria morosidad del film algunas acciones son captadas en tiempo real permiten acceder, gradualmente, a aquellos espacios que debieran ser respetados en nombre de la privacidad. Esa manera de acercarse de su narrador marca el necesario distanciamiento que una mirada mediatizada ejerce. Las atmósferas angustiantes logradas por la iluminación conducen al espectador a febriles situaciones. Por eso, tal vez, me resulta complaciente esa última secuencia.
"La vida de los otros", pese a esa pequeña objeción, se transforma en un film de visión imprescindible, con un alcance que nos lleva por igual a revisar los sistemas fascistas de la Europa de los años 30, de la China de Mao, de los Estados Unidos de Truman, de Nixon, de Reggan, de Bush y de las dictaduras latinoamericanas.
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