CULTURA / ESPECTáCULOS › TEATRO. "EL GRAN DESCHAVE", A 30 AÑOS DE SU ESTRENO
Rodolfo Ranni y Perla Santalla, dos de sus protagonistas, resaltaron a Rosario/12 la actualidad de esa puesta, en una era de la comunicación verdaderamente paradojal. "Con las modificaciones que hemos hecho la pieza ha ganado en profundidad, en síntesis", dijo el actor.
› Por Edgardo Pérez Castillo
Desde su estreno, en 1975, El gran deschave ya denunciaba una problemática que se transformó en discusión corriente al momento de analizar la cultura no sólo nacional, sino además global. Escrita por Sergio de Cecco y Armando Chulak, la obra marca el conflicto desatado en una pareja cuando, después de un cuarto de siglo conviviendo, el televisor deja de funcionar obligándolos a ocupar ese vacío con palabras nunca antes pronunciadas. Sosteniendo la base dramática, y aggiornando ciertas cuestiones puntuales, la obra que actualmente dirige Daniel Marcove retornó a escena convirtiéndose en un éxito de convocatoria. Rodolfo Ranni y Perla Santalla, dos de sus protagonistas, resaltaron a Rosario/12 la actualidad de esa puesta, en una era de la comunicación verdaderamente paradojal.
"La pieza habla de la incomunicación, y cuando ese televisor se rompe después de 25 años de casados la pareja se da cuenta que había cosas que nunca se habían dicho o contado --detalló Ranni--. La pieza tiene una vigencia brutal y creo que hacemos un gran espectáculo, porque la gente la disfruta, y es una obra escrita para grandes interpretaciones. Creo que la hacemos bien y el público queda impactado. Hacía muchísimo que no veía un aplauso como el que estamos teniendo con este espectáculo. Estoy disfrutando mucho hacerlo. En los últimos años estuve haciendo comedia, que me gustan muchísimo, pero hacía tiempo que no hacía una comedia dramática como esta. De verdad la disfruto mucho y estamos contentos con el resultado".
En una misma línea, Santalla admitió la perdurabilidad de aquellos textos escritos a mediados de los 70: "Creo que la obra está más vigente ahora que hace treinta años. El detonante del problema es que se descompone el televisor, y en ese momento el matrimonio se encuentra frente a frente y empiezan a decirse las cosas que nunca se han dicho, porque siempre han estado entretenidos y embobados por la televisión. Esa incomunicación desencadena muchas cosas, la violencia inclusive. Además la obra tiene mucho humor, es un grotesco al estilo discepolliano, y creo que está más vigente porque estamos en una época en la que existe más incomunicación que hace treinta años".
Claro que ciertos avances tecnológicos obligaron a un replanteo de determinadas escenas, según puntualizó Ranni. "Había cosas de la obra que estaban pasadas. No es que se haya hecho una adaptación, pero sí se han suprimido ciertas cosas. Por ejemplo, hoy todo el mundo tiene teléfono celular, entonces nadie entra a una casa a pedir el teléfono. O tampoco viene el tipo del service del televisor, entonces preferimos hacer una cosa medio mágica en el momento de la tragedia, del gran deschave, entonces el televisor se enciende solo y empieza a funcionar", dijo, y agregó: "Es una paradoja, porque en la época de las comunicaciones la gente está cada vez más incomunicada. Es muy raro lo que pasa, y por eso la vigencia de la obra. Y con las modificaciones que hemos hecho la pieza ha ganado en profundidad, en síntesis. Entonces lo gracioso es muy gracioso, mientras que lo dramático es muy dramático. Lo que hacemos en realidad es una tragedia moderna".
Con esa propuesta, la obra logró consolidarse en la cartelera porteña, en tiempos de efervescencia teatral, según distinguió Santalla: "Hay muchísimos teatros en Buenos Aires pero todos están ocupados, y con buenas respuestas del público, que es lo importante. De manera que hay como una necesidad de la gente de verse reflejada también en el teatro. Creo que es el lugar donde se siente más reflejada, y donde más participa, porque el público nunca es pasivo en una función de teatro. De alguna manera siempre está participando".
Con una escenografía "muy corpórea" creada por Alberto Bellatti (director técnico del Teatro Cervantes) y el diseño de luces de Miguel Morales (director del Teatro San Martín), la puesta llegará a Rosario mañana, para brindar una única función a las 21 en el Teatro La Comedia de Mitre y Cortada Ricardone.
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