Reconocido como uno de los titiriteros más importantes de la Argentina, Jorge Onofri llegará este fin de semana a Rosario junto a su compañía Atacados por el arte. Dardo Sánchez, Silvina Vega y Liliana Godoy son quienes acompañan a Onofri en un proyecto fundado en 1998, y que desembarcará en la Plaza Cívica con dos de sus espectáculos. Esta tarde, a las 19, será el turno de Podés silbar, versión libre del cuento de Ulf Stark que relata el encuentro entre un anciano sin nietos y un niño sin abuelo, y por la que el grupo consiguió diversos premios en festivales y nominaciones a los ACE y Teatro del Mundo. Mañana, a la misma hora, se pondrá en escena La niña invisible, donde la chica del título desaparece ante la falta de afecto. Ambas obras se realizarán en el edificio de San Lorenzo 1949 con entrada libre y gratuita.

Oriundo de la ciudad neuquina de Cipoletti, Jorge Onofri inició su vínculo con el arte en paralelo con sus estudios secundarios. Durante cinco años, el teatro fue el área donde logró formarse y contactarse con los grandes maestros que llegaban desde Buenos Aires. En simultáneo, y junto a algunos compañeros, conformó la primer compañía de títeres de su ciudad, la que "tenía un sentido muy interesante de lo artístico y lo social", según detalló el artista a este medio: "Entre 1971 y 1975 nos dedicamos a hacer obras de títeres y empezar a recorrer las escuelas y barrios de Rio Negro y Neuquén, con un afán de cambio y acción social a través del teatro, con muchas ilusiones y un enorme convencimiento".

Sin embargo, la experiencia entraría en un impasse a partir de la dictadura. "Fue muy complejo porque a partir del golpe prácticamente el grupo se desmembró, incluso una compañera desapareció el 4 de julio del 77. Yo me fui del país con unos compañeros, estuvimos deambulando por Latinoamérica desde el 76 y avanzado el 77, y después teniendo una tarea en una especie de semi-clandestinidad, produciendo, haciendo nuevos espectáculos, pero teniendo que manejarnos con una especie de bajo perfil, moviéndonos mucho", recordó Onofri.

Más tarde llegaría el tiempo de la conformación familiar (matrimonio e hijos) y el tiempo dedicado a una chacra. Hasta que una beca llevó a Onofri a Europa y a redefinir toda su visión artística: "A partir de ahí hubo un cambio muy importante en mi manera de ver el teatro y la actividad teatral. Definió un rumbo en lo artístico, un estilo que mantengo hasta el día de hoy, porque a los 28 años encontré a Michael Mesthke, un gran director de teatro sueco, que fue el creador de la compañía de títeres más importante que ha tenido ese país, y es fundamentalmente un gran artista y un gran hombre. Para mí fue un acontecimiento artístico y personal estar a su lado. Compartí diez años de mi vida trabajando con él, y lo considero la persona que marcó los últimos años de mi producción artística".

El vínculo se extendería además luego de que Onofri regresara a la Argentina, entre 1993 y 1998. Fue entonces cuando decidió convocar a sus actuales compañeros para darle vida a la compañía Atacados por el Arte. "Cuando volví a hacer mi propia producción como director empecé a ver los resultados de aquella experiencia, y aparece lo que para mí fue lo más importante, una especie de maridaje entre las técnicas titiriteras y una poética personal que hace que los espectáculos tengan un sello personal. Eso se empieza a desarrollar a partir de mi vuelta a la Argentina y en todos mis trabajos aparece una marca que relaciono muy directamente a todas las experiencias que tuve durante esos diez años a su lado. Además tuve el honor, la suerte, de encontrar los compañeros adecuados para hacer esto, tres grandes artistas con los que hemos logrado una vinculación muy productiva, muy rica", relató el titiritero.