A casi un año de su última actuación en el teatro La Comedia, Ligia Piro regresará mañana a ese mismo escenario para ofrecer su nuevo espectáculo. Porque si bien el repertorio encontrará similitudes con el abordado en agosto de 2006, será el formato el que marque la diferencia. Esta vez, la cantante --premio Konex 2005, nominada en el mismo año a los premios Gardel por su disco Baby!, y reconocida como una de las voces más fuertes de la escena jazzera-- apostará a un tono más intimista, y para ello sumará como acompañantes a Ricardo Lew (guitarra y dirección musical), Guillermo Delgado (contrabajo), Roberto Núñez (batería) y al trompetista invitado Juan Cruz de Urquiza.

Asimismo, Piro se permitirá un mayor acercamiento hacia lo que seguramente será la característica central de su próximo disco de estudio, aquel que suceda al que recientemente registraran, en vivo, en La Trastienda. "Lo que tengo como propuesta es ir acercándome a un repertorio latinoamericano, empezar a trabajar con formaciones más chicas. Los standards de jazz son un montón, pero aunque parezca mentira los más famosos se van repitiendo, entonces lo bueno es ir reversionando y cambiando la formación. A diferencia del último concierto en Rosario, esta vez no es tan ampuloso el sonido, con respecto a la magnitud de vientos y cantidad de gente en el escenario, sino que se trata de hacer algo más chico, más intimista, correspondiente a lo que está pasando en este año con la música. Me parece que todo está volviendo al café concert, a la cosa más chica, y ésa es la idea", adelantó Rosario/12 la cantante, anticipando así el concierto que mañana, a partir de las 21, se realizará en la sala de Mitre y Ricardone.

El arreglo latinoamericano que Urquiza realizara de "Noche de ronda" o la versión que realizan de "Juan Panadero", de Leguizamón-Castilla, evidencian el vuelco de Piro hacia las sonoridades del sur americano. Aunque, ahora, el bossa parece haber cedido algo de terreno: "Esta vez quizás toque menos canciones de Brasil. Hay un momento a solas con Ricardo que es muy bonito y en el que recordamos una de las bossas que hacemos siempre. Es un show más bien intimista, que trata de volver a la cosa del público cercano. Aunque sea en un teatro, porque el teatro tiene la grandilocuencia de poder armar y desarmar las puestas según uno lo quiera, se puede convertir en un gran estadio o en un pub, podemos imaginar que estamos en un lugar chiquito".

Con la intención manifiesta de generar ese clima de intimidad, Piro juega con los géneros incluyendo zambas, bossas y standards a un abanico en el que, anteriormente, había sumado versiones de Nirvana y The Police. En ese sentido, la cantante entiende al jazz como "el género de fusión por excelencia". "Es el único género que, a voz abierta, permite combinar canciones, reversionar, improvisar. Aunque en los otros géneros lo hagan, creo que es el único que lo dice abiertamente, que está permitido, donde se toman licencias. Nosotros nos tomamos algunas. Yo no soy músico instrumentista, pero desde la canción y desde la voz lo que puedo hacer es reversionar y fusionar con otros estilos desde la interpretación. Es una cuota más que tengo. Es algo que está bueno si se hace jugando, es una forma de no aburrirse, de no estancarse, de seguir adelante", resaltó la cantante, hija de Osvaldo Piro y Susana Rinaldi.

-¿Cuáles son los límites que, al menos en su caso, encuentra al momento de pensar en una fusión de géneros?

-Como intérprete el límite que encuentro es respetar la canción, respetar al autor, poética y musicalmente. No soy mucho de hacer lo que quiera de la melodía, respeto mucho a los autores. Creo que a la letra y la música, para mí que soy intérprete vocal, las tengo que respetar. A lo mejor si tocara algún instrumento estaría hablando de otra manera, o me permitiría deshacer un tema. Pero no creo que sea mi objetivo, y ése es el límite que encuentro a la hora de fusionar o crear sobre la versión de un tema. Después creo que no hay límites, que en general la música tiene una gran libertar para expresarla.