Para Miguel Angel Zotto, el tango es todo. O casi todo. Nieto de Miguel Zotto, tanguero, hijo de Miguel Zotto, tanguero también, a Miguel Zotto no le quedaban muchas más opciones que aprender a sacarle lustre al parqué, al ritmo de dos por cuatro. Pero a diferencia de su abuelo y su padre, éste Zotto decidió que haría del baile una profesión. Y tan bien lo hizo que hoy su compañía, Tango x 2, se encuentra entre las más prestigiosas del mundo.

Luego del notable éxito que recogió su último espectáculo, Su historia, Zotto, un tanguero de un interesante y cultivado parecido con Carlos Gardel y quien a la fecha ostenta el nada desdeñable título de "Mejor Bailarín de Tango del Siglo XX", vuelve renovado, con un show que no hace otra cosa que confirmar sus dotes de artista múltiple.

Arrastrado por esa creencia, cada vez más arraigada en el showbusiness, de que estrenar en Rosario trae suerte, Tango x 2 llega a la ciudad para presentarse hoy, mañana y pasado en el Auditorio Fundación (Mitre 754) con Su historia. Segunda parte, un musical que recorre dos décadas de carrera de este porteñísimo bailarín, coreógrafo y director.

"La idea de este nuevo espectáculo era recorrer estos casi veinte años de la compañía pero con una mirada diferente: la mía", dice Zotto sin falsa modestia, y en directa alusión a la ruptura del vínculo que diera origen al proyecto: su matrimonio artístico y civil con la bailarina Milena Plebs. Pero aunque de los dos que iniciaron esta empresa artística, hoy solo quede uno, la energía y el talento de Zotto parece haber alcanzado --y sobrado-- no sólo para seguir adelante sino para crecer. Y de qué manera. Hoy Tango x 2 se ha multiplicado exponencialmente, contando con más de una veintena de artistas en escena, una orquesta en vivo, siete parejas de baile, dos cantantes y un suceso de público que llena teatros donde se presente, de Buenos Aires a Tokyo, de Washington a Londres, donde hacer 14 años se presenta en el mismo teatro. Y siempre lo llena.

Maestro de tangueros, Zotto se siente afortunado por haber conocido y aprendido el arte del "tango tierno", como le gusta definirlo, junto a los últimos grandes maestros. "Los conocí a todos", rememora. "Todaro, maestro de maestros, un tipo que enseñó siempre. Carlitos Estevez 'Petróleo', que fue otro gran maestro sin enseñar. Allá por la década del 40 el incorporó nuevos movimientos, nuevas figuras al tango: las llevadas, los giros, el gancho. Hay que pensar que hasta ese momento la mujer no cruzaba. Conocí a Cacho 'Lavandina', al Vasquito, a Pepita Avellaneda... ¡a Juan Carlos Copes!, con él aprendí todo lo vinculado con coreografías... Después, claro Ana María Stekelman que me introdujo en la danza académica... En fin, creo que los chicos de ahora ya no cuentan con referentes como los que teníamos nosotros... Acá en Rosario ustedes también tuvieron un maestro de los grandes: el Flaco Paiva. Lo recuerdo con mucho cariño, incluso tengo un material inédito, con el que pienso hacer una película sobre él... Bueno, maestros como él, ya no hay...

--En ese sentido, ¿qué opinión le merecen las nuevas generaciones de bailarines?

--Creo que lamentablemente los pibes de hoy ya no cuentan con ese tipo de referentes como los que tuvimos nosotros. En general ahora los chicos les gusta bailar separados, para lucirse solos. Quieren ir a lo acrobático, mucha pirueta, mucho firulete. Y a mí me gusta el tango tierno, crear sobre el abrazo. El tango es un baile sensual por naturaleza. Debe ser uno de los pocos que obliga a pegar la palma completa. Y eso, la transpiración de la mano de la compañera, transmite una cantidad de sensaciones que de ninguna otra manera se podrían transmitir.