CULTURA / ESPECTáCULOS › "MUERTE ACCIDENTAL DE UN ANARQUISTA"
Nacida de la pluma de Darío Fo, quien se inspirara en un hecho real acontecido en Milán, y estrenada en Argentina a meses del golpe militar (lo que lógicamente derivó en el cese de su temporada), Muerte accidental de un anarquista volvió a las tablas a partir del trabajo realizado por el grupo que conduce María Teresa Gordillo. Desarrollándose a través del humor, la obra va deshilachando situaciones tan reales como dramáticas, a partir del encubrimiento que unos policías hacen en torno al asesinato de un simpatizante del anarquismo. Todo ello es interpretado por los experimentados Omar Tiberti, Nelly Trivisonno, Claudio Márquez, Alfredo Molinelli, Pablo Vila y Carlos Martínez, en una puesta que se llevará a cabo esta noche a las 21.30, y todos los sábados de agosto a la misma hora, en el Teatro Vivencias de Mendoza 1173.
Fue Martínez quien relató a este medio el proceso que permitió la reposición de una obra que tuvo un breve paso por los escenarios nacionales: "El texto me lo recomendó una amiga mía que vive en España. Yo no conocía a Darío Fo, pero estaba buscando una obra y ella me recomendó esta puesta, que realmente es fantástica, y que tiene mucha actualidad, a pesar de que se estrenó en 1975. En Buenos Aires la hizo Patricio Contreras, y casualmente Darío Fo vino para el estreno, pero no era precisamente el momento adecuado, por el tema que se toca. Desde entonces no se hizo más, y entonces empezamos con la campaña para poder presentarla. Nos contactamos con Fo, que fue muy atento, y nos permitió hacer la obra".
Ya en relación a la trama, el actor puntualizó: "Esta es una historia verdadera, que ocurrió en Milán en la época de las Brigadas Rojas, una época pesada, como la que tuvimos nosotros con la dictadura. La obra transcurre en una comisaría de Milán, donde hay tres comisarios involucrados en el crimen de un anarquista. Es decir, de un trabajador ferroviario que dice ser anarquista y termina cayendo de una ventana desde el cuarto piso. Darío Fo toma eso y lo hace transcurrir en Nueva York, por temor a algún ataque, y a ese drama le agrega un loco que va preso porque dice que es Histrión. Al loco le gusta representar diversos personajes, y estando preso se entera que la justicia manda a un juez para reabrir el caso del anarquista, porque hay dudas de que no se cayó casualmente de la ventana, sino que lo hicieron caer".
"De pronto el loco aprovecha esa situación y se entra a disfrazar de distintos personajes --agregó--. Empieza con el juez, después sigue con un capitán de guerra, un obispo, y empieza a hacer una maraña entre los comisarios, que comienzan a decirse cosas terribles. Y lo que comentamos con los compañeros es que la obra es tan actual que si uno abre el diario de hoy o de mañana va a encontrar algo relacionado a lo que dice la obra, ya sea por el caso de comisarios, jueces o políticos que se hayan involucrados en alguna cosa extraña".
Muerte accidental... se ubica dentro del espectro de obras que apelan al humor para disparar ciertas verdades que, de otro modo, no llegarían a oídos del público. "En todos los ámbitos el cómico siempre ha dicho cosas. Acá Darío Fo usa al loco éste para decir todas esas verdades y atrocidades que se hacen. Pero esas verdades no están tan disfrazadas. Esto es una tragicomedia, porque la gente se ríe de las cosas que hace el loco", concluyó Martínez.
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