CARTELERA › SóLO TRES DíAS, TíTULO MEDIOCRE CON DIRECCIóN DE PAUL HAGGIS
› Por Leandro Arteaga
Es tan forzado lo que ocurre en Sólo tres días que su verosimilitud se resiente, además de la extensión del film, que alcanza las dos horas en procura de un clímax que vanamente se sostiene. La situación, en este sentido, es clásica en el cine norteamericano; a saber: dos instancias en pugna, que avanzan de manera paralela hasta el encuentro resolutorio, que decidirá la suerte en favor del orden, o en todo caso reordenamiento, de la situación. Aunque, se verá, no sea necesariamente así.
La acción lleva al bueno de John (Russell Crowe), un oscuro profesor de literatura, a embarcarse en la insólita tarea de liberar a su esposa de la prisión, luego de tres años de intentos legales infructuosos, convencido de la inocencia respecto del cargo de homicidio que la ha condenado. Hay un hijo de por medio, así como unos abuelos que, tanto como el abogado, se han resignado a la suerte que les toca. Es así que a partir de tocar fondo -lo que significa de modo simétrico hacia la primera hora del film- , John se abocará a concretar el más descalabrado plan que nunca lo hubiese tenido por protagonista.
De modo tal que mientras la situación crece en, supuestamente, tensión, las partes en fricción irán cercándose cada vez más, con descubrimientos policiales rápidos que pondrán a sus operativos al corriente de las intenciones de John. Todo sea en función, habrá que entender, de un efecto dramático cada vez mayor; algo que, por lo menos, no aparece más que esporádica o previsiblemente a lo largo del film de Paul Haggis.
Pero queda lo insólito, y es eso lo que, al menos, reviste a la película de una dignidad inusitada, desde un reordenamiento final de piezas que llama la atención. Si en su anterior título, La conspiración (In the Valley of Elah, 2007), Haggis se permitía junto con un incomparable Tommy Lee Jones izar la bandera norteamericana al revés, en señal de desesperación ciudadana (en un gesto que muy poco cine norteamericano de la era Bush se animó a desplegar), en Sólo tres días dicha situación adquiere continuidad desde la huida del protagonista respecto de un evanescente sueño americano. John, mujer e hijo huyen de Estados Unidos, literalmente, y hacia un lugar que mejor será dejarlo a la imaginación del lector o el descubrimiento del espectador.
Lo que sí queda claro es que una elección semejante juega como provocación deliberada. Es por eso que Sólo tres días se resiste a ser un mero film más, como tantos de los que, desde hace bastante y bastante más, acostumbra ofrecer el último y cansino cine norteamericano. Un film mediocre, pero con un gesto final que recuerda a Haggis como guionista de algunos films fundamentales de Clint Eastwood, tales como Million Dollar Baby (2004) o el díptico La conquista del honor y Cartas desde Iwo Jima (2006).
Sólo tres días. 5 (cinco) puntos.
(The Next Three Days)
EE.UU., 2010
Dirección: Paul Haggis.
Guión: Paul Haggis, a partir del film Pour elle (2008)
Fotografía: Stéphane Fontaine.
Montaje: Jo Francis.
Música: Danny Elfman.
Intérpretes: Russell Crowe, Elizabeth Banks, Liam Neeson, Daniel Stern, Brian Dennehy, Aisha Hinds.
Duración: 122 minutos.
Salas: Monumental, Showcase, Sunstar, Village.
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