CONTRATAPA
› Por Sonia Catela *
había ese brrrr de motores supersónicos aún no inventados rasándome la crisma, y esos chasquidos de maleza quebrada, de pie desmesurado que se acerca tritura ramas, machaca lo que caiga a su paso, de brazos que talan obstáculos, "¿dormís? despertate, que vengo" propala para multitudes el megáfono de su voz, sabiendo que no hay otro más que yo aquí, lugar de equívocos; ¿a qué capricho va a someterme esta mañana?
frutas, huevos con vida, nidos que se desploman y abren brecha al que los desmorona para hacerme víctima de su volubilidad, víctima de último grado de uno de sus experimentos mengelianos, "te traigo una novedad, aparecé ya. ¿O pensás ocultarte de mí?";
saltás, mono enjaulado en el predio al que cercan vallas insalvables, donde la única defensa es cerrar los ojos o desmayarse, ¿qué va a hacerte esta vez?, celda abierta que no elegiste, y que carece de salida (salvo que le pudieras ganar al Patrón en imaginación e inventarte una imposible)
"¿estás ahí, o qué?"
tu callar aumenta su furia, "basta de te esconderte",
voz que envuelve, toldo negro, el espacio apretado a tu alrededor, "llego, estoy llegando", cáscara en la que te recluye para ejecutar sus antojos de principio a fin, sin escapatoria; se aproxima de pie desmesurado, en un aura de vaho penetrante, que produce náuseas, ¿de qué es ese olor..?" mientras te dirige reclamos órdenes reproches, "hablá, contestá que no tardo en encontrarte, bien lo sabés" amonesta a quien no le ha sido dada voluntad alguna: yo, sometido, cavando en el piso duro un incipiente pocito, con las uñas, hueco donde no cabré, y va a reprocharme mi torpeza pese a que me llama "hijo", rasco, araño el suelo ...aunque al menos entrara mi cabeza en el hoyo, para no verlo, (¿o podré sacar una fibra de eso, de voluntad propia de la carne que me han dado?), "aparecé ya, dejá de jugar a las escondidas" ordena y no larga una carcajada justiciera, no le conocés antecedentes de risas o buen humor, ¿qué va a hacerte esta vez? voz a nivel de explosión nuclear para que te retuerzas de miedo, enroscándote como un tirabuzón, rata de su laboratorio,
pero ¿rata con dientes? (quizá en tu lengua haya un arma ¿cuál?), encogerse, meterse debajo de la hojarasca, untarse que ya llega el Patrón o padre como te exige llamarlo, llega a humillarte o hacerte sus extravagancias o arbitrariedades, tan enorme, de ojos que no saben sino llamear o fulminar,
"parate derecho, no sos un simio", manda
"he decidido", vibra su aureola de hedor,
"que te daré una compañera para que no andes tan solo por aquí",
y mira lejos como examinando mi más remoto porvenir en sus detalles, "lo he resuelto"; no me consulta en absoluto; de su ser emanan correntadas de semen, que ése era el hedor que venía desparramando,
pongo mi objeción, "pero", y él repite ese "¿pero?" como si contuviera toda la rebelión del mundo; me escruta, capaz de asombro por algo que sale de mi boca,
"pero", insisto,
reacciona, me detona con su dedo, me arroja contra el suelo, me muele a dolores. Alejado de mi conciencia, me azota el oleaje de la omnipotencia, "hágase mi voluntad".
Y así es como él crea a Eva.
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