Lejos de verse cargado de coreografías, vedettes y esporádicas apariciones capocómicas, La gran cómica y su valet reúne en escena a dos humoristas experimentados que encarnan, precisamente, a una reconocida artista de humor y su asistente. Conocedores de la geografía del terreno de la carcajada, Liliana Gioia y Héctor Ansaldi son los responsables de ponerse en la piel de ésos y otros personajes, en una obra que cuenta con el sello humorístico garantizado por Mirko Buchín, y que tendrá su estreno esta noche, a las 22 en la sala Mateo Booz (San Lorenzo 2243).

De cara a la primera función de una serie de presentaciones que continuarán los viernes y sábados de febrero, Gioia explicó que el proyecto es la concreción de un postergado reencuentro escénico junto a Ansaldi: "Con Héctor nos encontramos en febrero del año pasado y decidimos hacer realidad ese deseo de compartir nuevamente un proyecto. Había suficiente placer e interés, y sabíamos que si se trataba de humor el director tenía que ser Mirko, por la calidad que tiene como maestro, no solamente para los demás, la ciudad y el país, sino con respecto a nosotros, porque hace 35 años que hemos compartido episodios artísticos con Mirko. En el humor para mí no solamente es un maestro como director sino que también fue director de mi tesis universitaria (que titulamos `Filosofía y humor`), así que era lo más necesitado. Lo más hermoso era volver a juntarnos todos. En un principio hubo un punto de partida que empezamos con Héctor y enseguida Mirko intervino en el aporte de la escritura dramática. Hace un año que estamos trabajando, y yo trabajaría durante un año más, por el placer que significaron estos encuentros".

Similar es la visión del actor: "Cada tanto tenemos el placer de trabajar juntos, porque me divierto mucho con Liliana y más con Mirko. Desde los principios a nosotros nos unió Mirko, y enseguida se nos ocurrió decirle a Mirko, y por suerte él aceptó. Es un privilegio, porque él es una especie de genio del humor. Disfrutamos todo el tiempo de los ensayos porque era como una permanente creación y cambio de las cosas. Fue un proceso largo, por lo menos a mí me pasa que me divierto más en los ensayos que en las presentaciones, entonces lo prolongamos medio a propósito".

El resultado es una puesta que se dispara desde la íntima relación de los dos personajes centrales: "Nos parecía interesante abordar qué pasa entre una supuesta gran cómica y un partenaire, o valet. Las complicaciones en una relación larga y a veces difícil, que da pie a que a veces se vean otras cosas, algunas de nuestras rutinas humorísticas".

De esa manera, el espectáculo logra incluir un homenaje a clásicas creaciones de la dupla --el entrañable Piripincho de Ansaldi y la Porota de Gioia--, sumando además otros personajes, según adelantó la actriz: "Héctor hace maravillosamente a un italiano. El estuvo en Italia, entonces hay mucha cuestión social, pero que aparece humorísticamente. También hace un brasilero, a un ruso, entonces me parece que para Héctor esto es novedoso, y no porque no lo supiera hacer, sino porque le hizo poner algunas cuestiones nuevas en un espectáculo para adultos. Además me siento muy protegida por Héctor, me transmite seguridad".

Por su parte, el actor disfruta de un proyecto que, dice, le permitió un regreso a las bases: "Es muy importante volver a las raíces, a mis orígenes como actor, porque empecé con Mirko. Y trabajé otras veces con él, pero esta vez fue como volver a mis orígenes, a replantearme situaciones. A pesar de toda la trayectoria y las cosas que uno ha hecho, siempre existe un lugar de aprendizaje. Es como cuando el padre le dice a uno ciertas cosas, uno cree que es adulto pero el padre siempre tiene cosas para enseñar, esa es la sensación que tuve. Con Mirko se puede aprender mucho, es un buen padre. Creo que es el único en Rosario".