Martes, 16 de junio de 2009 | Hoy
Por Eugenio Previgliano
El grupo Latécore, según me explican, viene fabricando desde 1917 artefactos aeronáuticos de todo tipo y en la actualidad, me dicen, fábrica una parte importante del Airbus A330. Sin embargo no son pocos los que aún recuerdan el Laté 630, un hidroavión transoceánico que navegó los aires a fines de los años cuarenta, y entre los memoriosos, de su propia memoria o por un relato recogido, hay uruguayos.
Recorriendo la arena entre el mar y la Laguna de Rocha, un hombre envuelto de una piel rugosa y de edad indescifrable me señaló el lugar justo donde muchos recuerdan al Lionel de Marmier, un enorme hidroavión Laté que podía llevar setenta pasajeros durante 15 horas seguidas sin reabastecerse.
Sin embargo el Laté tiene una historia bastante trágica; cuando la compañía comenzó los trabajos durante los años treinta, en la Francia libre, adquirió unos terrenos de poco valor que desde la noche de los tiempos venían siendo explotados en silvicultura, produciendo maderas de leña y maderas de carpintería por la gente europea de la zona que en aquella época sostenía las costumbres de sus mayores. Se desmontó una enorme extensión y comenzaron los trabajos, pero cuando el prototipo del Laté 630 estaba listo llegó la invasión alemana y semejante obra de ingeniería cayó en poder de los nazis. Los avatares de la guerra hicieron que el prototipo fuera destruído durante un bombardeo. Para otro proyecto esto hubiera sido suficiente, pero el proyecto de LatécoÞre, fundada en los años diez, tenía suficiente impulso como para sobrevivir a estas tremendas iniquidades de los tiempos.
Quien haya recorrido las Lagunas que hay entre la barra del Maldonado y la barra del Chui Darwin hace una linda descripción en su "Viaje de un Naturalista Alrededor del Mundo" en los días en que los caminos eran de tierra, las alcantarillas pocas, los puentes inexistentes y las viviendas escasas, recordará lo parecidas que eran entre sí todas las lagunas, sobre todo al atardecer, a la vista del mar; tan singulares resultaban que a mí se me hace difícil diferenciar en el recuerdo la mañana en José Ignacio, el mediodía en Garzón, la tarde en Laguna Negra del atardecer de la Laguna de Rocha.
Y justamente la Laguna Negra es el lugar que buscaba el piloto del Laté 630 número 6, llamado Lionel de Marnier, de la compañía Air France, bautizado de ese modo en homenaje a Alexandre Leonel Pierre de Marmier quien combatió tres años como piloto de caza en la primera guerra mundial, fue piloto civil en la entreguerra y en 1940 volvió a combatir como comandante de reserva de la armada del aire. Marnier, como otros pilotos, murió en el aire, a bordo de un Lockheed que lo llevaba desde Algeria a Francia, pero antes había sido nombrado general, desfilado en París junto a De Gaulle durante la liberación y había también dirigido las lineas de transporte aéreo militar de Francia en medio oriente.
Pero la verdad es que la primera referencia de este asunto la tuve leyendo una biografía de Vinicius de Moraes: "para vivir un gran amor anota el carioca il faut además de ser fiel, ser buen conocedor del yudo y del arte culinario, para vivir un gran amor..." Y de gran amor sabía el poeta: para los días del accidente, a los 32 años, ya emprendía el primero de sus nueve matrimonios, le faltaban dos años para iniciar sus estudios de cine con Orson Welles, había terminado su posgrado en Gran Bretaña, y ya era diplomático. Pero yo lo recuerdo de muy pequeño, caminando por Gorlero, acariciando la cabeza de ese niño que yo fui.
Vinicius estaba, decía, entre los pasajeros del vuelo del Laté "Lionel de Marmier" que había despertado en Brasil, en Uruguay y en La Argentina una curiosidad similar a la que años antes generara el Graf Zeppelin: setenta y una toneladas de peso y una envergadura de casi cincuenta y ocho metros hacían que el enorme hidroavión transoceánico con sus seis motores rugiendo fuera una atracción para rochenses y montevideanos como ya lo había sido en su paso por el Brasil.
Parece me explica el hombre de la laguna de Rocha que el piloto le erró a la destinación. Cuando se le rompió una de las seis hélices cuenta le hizo un boquete en el fuselaje como de tres metros de ancho, y mató instantaneamente a Pedro de Texeira, el periodista brasilero que venía filmandolo todo con una cámara de súper ocho. George Ansel, el director francés de cine agrega murió poco despues porque los chambones que vinieron al salvataje en vez de venir para Rocha se fueron a la laguna de José Ignacio. La expedición me agrega la comandaba Gestido, que en 1966 resultó presidente de la República por el partido de Battle dice, pero prouncia"balle" . Lo que el piloto buscaba en medio del desastre explica era la Laguna Negra, que es navegable.
Del personal de a bordo el cocinero, que era un gascón de 1.65m de altura, era sin duda el más importante para esas travesías de más de doce horas corridas a bordo del laté 631, anota Max Cros en un boletín de jubilados del personal de aeronavegación de Francia.
La noche del 31 de Julio de 1948 el Latécor 631 numero 6 "Lionel de Marmier", propiedad de Air France, volaba entre Fort de France en la Martinica y Port Etienne en Mauritania cuando despareció con 52 personas a bordo. Un guardacostas norteamericano encontró escombros de la nave a 1200 millas de Dakkar, Senegal, pero ningún sobreviviente. Para entonces ya había pasado tres años desde el accidente en el trayecto Rio Buenos Aires que protagonizara Vinicius de Moraes.
Me pregunto me dice una persona a quien supe sentir muy cerca qué habrá en el cielo brasilero que tantos aviones caen.
Pero yo no sé: no sé porque ocurren esas cosas como tampoco me alcanzan las explicaciones de Vinicius de Moraes sobre cómo hacer para vivir un gran amor.
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.