CONTRATAPA
› Por Daniel Greco
Aprovechabdo la época de bonanza y viaje a las estrellas que impera en el "3 de fierro", ahora que los alzaditos están de nuestro lado, los Quilla fueron sosegados, Savino abandonó el tratamiento, Borravino está en buenos términos con la china Marta y yo, de parabienes porque recuperé el monóculo que se me piantó cuando quise montar el alazán de Savino y aquel me sentó de culo sobre el humus, pero sobre todo al constatar que mi Holando Argentino que tengo atada trás el toldo goza de buena salud, nos mandaron un capitancito Campoamor, que se está imponiendo, y me está queriendo aserrar el parquet.
Tiene a casi todo el mundo engatusado con su nueva política. La siesta es sagrada. Mera tereré, sangrita y limoncito minerva. Mucho planchar oreja. Darle al ojo. Distender la esquena. Nada de andar haciendo excursiones. Para éso está la tardecita. Casi siempre a visitar indios amigos, de tertulia. Los que andan maloqueando, allá ellos. Si, allá, en las poblaciones. Los indios malos proliferan. Toman cautivas. Asolan asentamientos. Asolean sentimientos. O qué. O cómo. Está aumentando el PBI. Producto Bruto Interno. La Zanja Alsina la han llenado de agua y la han transformado en balneario, ya que concretar su finalización es un proyecto tan improbable como sanear el Riachuelo. Los fortines están perdiendo su estampa de bastión incorruptible en el desierto, contra los malones, gracias a badulaques como éstos.
El chupi circula libremente dentro del fortín y la disciplina, sobre todo la disciplina, se relaja. Le tiene a Savino ascenderlo a sargento, pero hasta ahora, Ramón Columba viene entorpeciendo adrede el nombramiento, dice que para éso está Toro, y el capitán Camacho está que trina. Pide las paginas centrales del "Nippur". O a las fajinas dentrarles de impulso. O cómo.
El otro día Savino, en cueros y en paños menores por la calor, porque sabed que la disciplina, como dije, está muy relajada, me solicitó permiso para jugarse una escoba con Gomide, cuando en ese momento habría debido saberlo mejor, perdón, debería haber estado cebando unos cimarrones para su plana mayor. O sea, yo. Lo saqué vendiendo almanaques. O sorteando calendarios.
A mí no me va a venir a facilitar un pisaverde cualquiera. Y menos, del mismo rango. Porque éste es un militar de carrera. De T y C Sports. No conoce, palmo a palmo, el desierto como yo. Y si lo conoce, no lo saluda. No sabría distinguir un indio de un hincha de Nueva Chicago. Un auténtico paisano, de un bailarín disfrazado del folcklore fusión. Una vinchuca, de una cucaracha común. Una Mantis Religiosa, de un coleóptero de cualquier otro credo.
Se la pasan meta chupi y naipe, meta grapa y "play station". Han instalado una mesa de "pool" en el fortín. Un poster de "Winnie Pooh" en el bulín. O qué. O cómo. Andan todos en paños menores. Esto no parece un fortín. Parece... un burdel. Sólo que sin biombos, parquet despegado y limoncito. Hasta Gomide está mas vivaracho. Está esperando que en cualquier momento aparezca la petisita morochita tetona culona. Pero para él no parece haberse menoscabado la autoridad de mi persona. Vive en un nimbo... en una nube de pedo. La otra vez respondió a mi requisitoria de esta suerte:
¿Vos con quién estás? ¿Con Campoamor o conmigo?
Ujhú?
Decí, sotreta desacatado ¿Con Campoamor o conmigo?.
Capitán ¿Me lleva al burdel?
Viendo lo inútil de la situación, useless to try to reason with him, no le hablé más. Aparte me da terror tener que pagarle otra media hora de sexo mercenario en dicho establecimiento.
En suma, a pesar de sus carencias (intelectuales, emocionales y lúbricas), Gomide podía llegar a ser mi único punto de apoyo.
Como dijo Arquímedes "Dadme un punto de apoyo y moveré el mundo".
Yo parafraseo y digo: "Dadme un punto de apoyo y le moveré el piso a este maula".
Rápidamente concertamos una partida de generala (recientemente despenalizada) entre Gomide (atuendo impresentable, "Lumilagro" bajo el brazo, bigote ralo, quepís de color indefinido) y Campoamor (bigote finamente recortado, aire de connoiseur, condecoraciones con cataforesis, uniforme suavizado con "Vívere", pipa, pitillera y experto en juegos de azar falaces).
Campoamor entró como un caballo, vio facilonga la ocasión y aceptó, definitivamente aceptó, profusamrente aceptó.
Entró en la encerrona con la sonrisa segura "de quien entra en su perdición".
Yo no olvidaba la partida ladina en que Gomide me había ganado una visita al burdel.
Mi honor patrio había resultado atrozmente mansillado (sí, con "s", no es un error ortográfico).
En un primer partido Gomide lo mató.
El pisaverde se calentó y exigió la revancha. Había perdido todos sus pesitos.
Echó mano al dinero que el regimiento había guardado celosamente para su excursión a las Termas, ante los ojos horrorizados de nosotros mesmos "abiertos a toda creencia", seguro de poder reponerlo, echando una ojeada a la figura astrosa de Gomide.
Los perdió.
No pudo reponerlos y el regimiento le hizo Corte Marcial.
Quedó como Gilgamesh, el Inmortal.
Nosotros nos quedamos sin excursión (supongo que Gomide, teniendo acceso a esos fondos, no tardará en desviarlos para solventar otro tipo de gastos menos recreativos, salvo que yo lo convenza de que los restituya) pero nos libramos de ese pelmazo.
Lo han mandado al frente, a donde está la acción.
Y lo peor es que le tiene que sustentar una visita semanal al quilombo, durante un mes, a Gomide.
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