Dom 31.01.2010
rosario

CONTRATAPA

El poema entre los escombros

› Por Gary Vila Ortiz

Para muchos americanos Haití parece representar un nuevo país que acaba de hacer nacer el horror de un terremoto. Para unos cuantos estudiosos de América en general, pero especialmente de lo que solemos denominar Latinoamérica o Hispanoamérica, da la sensación que Haití era algo que pertenecía a otra galaxia. Se pasa en alto con llamativa frecuencia que Haití es el primer país en independizarse y transformarse en república (en 1804). Se puede pensar que el hecho de ser una colonia francesa, habitada por esclavos negros, la haga inexistente para algunos. No nos llamaría la atención si se tratara de aquellos que hacen del racismo su bandera. Pero no es así. Hay un buen número de autores que nada tienen de racistas para los cuales Haití no pasa de ser una nota a pie de página. Ahora, el olor que producen cerca de doscientos mil cadáveres ha sido algo más que una molestia hasta para los olfatos menos sensibles. Para algunos resultaba una curiosidad que les comentara que en Haití había una buena cantidad de poetas, casi todos ellos escribiendo en francés, pero alguno lo hacía en español.

"Estás macaneando", me dijeron y buscaron dos o tres libros en los cuales Haití, o la probable existencia de una literatura haitiana era una invención, una imitación de algún relato admirable de Borges. Por mi parte tenía conocimiento de esos libros, y sabía que era cierto. En la "Antología de la poesía hispanoamericana" de Juan Gustavo Cobo Borda, Haití carece de existencia. En esta antología en particular no me extrañó demasiado esa ausencia. Tiene lo que el autor debe considerar un criterio selectivo estricto para los autores representados; por nuestra parte se trata de algo que acaso pueda tener alguna justificación crítica, pero pone en evidencia una verdadera estrechez en la mirada que ignora demasiado.

En otro libro, "Historia de la literatura hispanoamericana", de Claude Cymerman y Claude Fell, se pasa por alto la existencia de Haití. Pedro Henríquez Ureña es una de las figuras más queridas de la América Hispana. Se trata sin duda de alguien a quien parece ajena toda forma de ignorancia. Por eso uno debe preguntarse por qué esa ausencia de Haití en su libro "Las corrientes literarias en la América Hispana". Es una obra con una riquísima bibliografía que también nos depara alguna sorpresa. La colección panamericana, publicada por Jackson, Buenos Aires, 1945, consta de 32 volúmenes que contienen reseñas culturales de los países latinoamericanos. Haití, por cierto, no figura. Queremos mencionar un cuarto libro, pero no lo tenemos a mano y confiamos en nuestra memoria envejecida para citarlo. Se trata de "La novela hispanoamericana del siglo XX", de John Brushwood obra en la cual no se menciona a Haití ni para decir que allí no se publicaron novelas de ninguna especie. En cuanto a otras fuentes que hemos consultado, para no utilizar tan sólo la memoria, referidas a la realidad política de los países hispanoamericanos, mencionaremos dos.

Una de ellas es el libro "Entre la libertad y el miedo" de Germán Arciniegas. Esta obra estuvo prohibida durante largo tiempo en nuestro país, y de ella teníamos una primera edición que mi padre me trajo de Chile. No tengo esa primera edición pero sí la que hizo la Editorial Sudamericana en 1956. Es en este libro en el cual, en dos capítulos titulados "El torbellino del Caribe" si se menciona a Haití, ese país, como dice Arciniegas en su obra, es un país con hogueras , tambores y vudú. Luego aclara que si en algún lugar del mundo la lucha por la libertad fue brutal, fue en Haití. "Es el caso único de una nación de esclavos negros que se haya enfrentado a una gran nación europea, a la más poderosa nación occidental, como lo era Francia bajo Napoleón, para derrotarla y formar una república". Hay que tener en cuenta que se trató de un parto demasiado doloroso. "Francia se retiró nos sigue diciendo Arciniegas condenando al hambre a la república naciente. (") Para la Francia imperial era duro dejar una isla de esclavos que le producía varias veces lo que todas las trece colonias de Inglaterra combinadas". La historia de Haití siguió siendo trágica hasta el presente. Una tragedia que parecían no tener en cuenta sus hermanos latinoamericanos. El único que tuvo en cuenta a los haitianos fue Trujillo, el feroz tirano dominicano. Pero los tuvo en cuenta para asesinarlos. Fue hacia 1937 que Trujillo ordenó la gran matanza de haitianos en las regiones fronterizas. Fue una masacre; como fue una infamia difícil de definir adecuadamente lo que el mismo Trujillo dijo al respecto: "Se que los dominicanos serán felices el día en que puedan salir de los haitianos. Yo me encargaré de eso. Ayer 300 haitianos matados en Banica. Este no es sino el principio". Como dato significativo cabe apuntar que poco antes de la gran matanza, la academia dominicana había pedido el Premio Nobel de la Paz para ese asesino. La historia de Haití sigue luego por un idéntico camino de horror y pobreza, no olvidando que la pobreza haitiana es por sí misma un horror. En 1957, con el apoyo de los Estados Unidos, toma el poder en Haití François Duvalier, conocido como Papá Doc, pues era médico de profesión y asesino por vocación. Hizo imperar el terror hasta su muerte en 1971. Fue el creador del Tonton Macaute, su policía secreta, célebre por su crueldad. Por si eso fuera poco deja al morir, como herencia, a su hijo, Jean Claude, que inmediatamente es nombrado presidente vitalicio; fue derrocado en febrero de 1986.

El otro libro, que a mí me parece un documento válido para la cabal comprensión de lo que ocurre hoy, es el "Panorama de las naciones del mundo", escrito por Sumner Welles, que fue subsecretario de Estado de los Estados Unidos, antes que finalizara la Segunda Guerra Mundial, pero ya se avizoraba su fin. Por eso, en inglés, el título definía su intención: "An Intelligent American`s Guide to the Peace", es decir una guía inteligente para la paz que se avecinaba para los americanos del norte. Se podrá decir que era un libro tendencioso, posiblemente es cierto, pero el autor no oculta desde que sitio lo escribía. La obra, como ya dijimos, se escribe antes de la rendición de Alemania y por cierto que la del Japón: aún no habían sido arrojadas las bombas atómica. Mirar los mapas que incluye pueden sorprender incluso a los más interesados en la historia del siglo XX. En cuanto a lo que dice Sumner Welles de Haití pone en evidencia una mirada bastante objetiva: la señala como la primera república establecida en Latino América y puntualiza lo que hasta hoy es una realidad: es la única nación americana cuyo gobierno, desde 1804, es de, para y por los negros que por 1944 constituían el 95% de la población; los mulatos eran el otro 5%.

Habla también de la influencia africana en su cultura popular y señala que el catolicismo (en esos momentos su práctica era mayoritaria) en algunos sitios se encuentra modificado por modelos africanos. Todavía no habían ocurrido los feroces treinta años en que detentaron el poder los Duvalier, padre e hijo. Pese a todo lo dicho, en ese país hubo y hay, como no podía ser de otra manera, poetas. En un texto de Eduardo Dalter, publicado como presentación de la poesía de Haití en "Cuaderno Carmín", número 16, Buenos Aires, 2001, se habla de los poetas haitianos. Ese texto es reproducido en el "blog" que dirige Daniel J. Montoly que se encuentra dedicado a la difusión de la literatura hispanoamericana. Es en ese "blog", denominado "El Wrong Side", literatura sin tapujos, sin cuentagotas y a rajatablas, se habla de algunos de esos poetas Jacques Roumain (1907 1944); Jacques Stéphen Alexis (1922 1961); Jacques Viau (1942 1965); Félix Morisseau Leroy (1912, ignoramos si murió o no); Anthony Phelps (1928) y René Philoctete (1932 1998). Volveremos sobre estos poetas: ahora el espacio tolera sólo un fragmento harto significativo. Es de Félix Morisseau que escribe en "creole". Es el final de su poema "Así ocurrió": "Cuando algo pesa demasiado / para las fuerzas de un blanco / llaman a un negro para que las cargue/ Después bailamos / cantamos tocamos el tambor / tocamos el bambú / Nuestra espalda es muy ancha / Cargamos la cruz / cargamos el fusil / cargamos el cañón / ayudamos al blanco / cargamos los crímenes / cargamos los pecados / cargamos por todos".

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