Sábado, 16 de octubre de 2010 | Hoy
Por Miriam Cairo
1. LECTURA
Ellos viven el sexo como un destello de seres vivos, como el soplado de una palabra, como la clausura del mundo y la apertura de un texto.
2. PULSACIONES
La ciudad navega con su ancla libre y ágil. En la espera de un rumor, encuentra la luna fuera de su casco. La luna cascada no se rompe porque la noche no sufre sin mañana. La ciudad busca su perla que zozobra en la línea dorada del río, donde una muchacha viva con los labios traspasados de anzuelos se mezcla entre los peces luminosos. En medio de la noche la ciudad suelta el ancla de náufraga dichosa. Los peces brillantes gozan entre amapolas. Lenguas y ojos perforados. Escamas y tatuajes tristes. La ciudad es una pecera de seres abisales. Semejante belleza construye un corazón semejante.
3. ONíRICOS
Cinco o seis lunáticos se arrojan de un ataúd de hielo. Tienen un amor y gozan. Alguien les escribe unas líneas. Son la autobiografía del ron. Del ron y de sus filamentos. Cinco o seis lunáticos no malgastarán el amanecer.
4. TULES
Este hombre comparte un pan con la lluvia, un pan con la culpa, un techo con la asfixia. Este hombre tiene el pulso de un pisapapeles. Solo y desnudo como una envolvente novia, olvida ciertas repugnancias, ciertas indiscreciones. Quizás simplemente por higiene, olvida sus ojos mirantes cada noche cuando se hace imposible arrancar de cuajo la costumbre. Este hombre no puede sentir ni adivinar que sus cuerdas son cuerdas barridas por el viento.
5. UNíSONO
La muchacha que no se suicida ante el espejo, nada fulgurada sobre el rostro del agua. Llena de aceite de luna, busca al pez curvado debajo del espejo. En ningún lugar está escrito que la muchacha y el pez tengan prohibido andar husmeando hondo.
6. VÉRTIGOS
Las catedrales no se atreven a decir que han visto el ave más hermosa del paraíso saltar desnuda sobre el lomo de un caballo porque creen que la belleza y las caídas son bienes inútiles. Pero las catedrales no saben que quien los contempla se descubre.
7. FOSFORESCENCIA
Si hubiera urgencia de pensar el sexo y de poetizar su inicialidad y su envío, entonces, estaríamos afirmando que el sexo descubre al ser. Estaríamos afirmando que quien tiembla bajo nuestras piernas, hasta que no nos haga temblar, no será verdadero.
8. DESNARRACIONES
Si se quiere revivir el propio sexo, puede ser que eso sea un posible sin relación con lo imposible. La medida sin medida de este límite es que ya no se vuele con el viento de los muertos. Para revivirse, es necesario pensar en la desmesurada medida sin medida. Y esto no se puede narrar porque es sexo prohibido.
9. ANALOGíAS
Lo que vale para el sexo vale para la escritura. Una decisión del otro no me exonera de libertad ni de creatividad alguna. No me exime de lograr el paisaje que me he prometido.
10. RESARCIMIENTOS
Alguien cuelga el hastío en la rama de un árbol interminable. Alguien vacía los ojos para no mirarse. Alguien descuida luciérnagas y hace un listado de renuncias mientras derrama la resina dulce de sus senos. Desde un punto de apoyo agrietado, alguien lanza el dardo venenoso de la resignación al centro azulino de su sexo. Alguien no sospecha que alguien se recompensa agitando manos, untando dedos.
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.