CONTRATAPA
› Por Miriam Cairo
"Decíanse tanto sus ojos, que los solos
labios entreabiertos fueron los del sexo."
Jorge Ariel Madrazo, Quarks.
OCEANIDADES
Se besaron a lo loco, los dos, en las puertas de un restaurante chino. Se besaron a tenedor libre, y a mí se me paralizaron los modales suaves que ocultan el lobo. El lobo se paró en dos patas y aulló desde el centro del universo. Dos hombres besándose a lo loco. Besándose hasta descomponerse. A las señoras se les fruncía el alma. A los señores se les paraba el tránsito. Qué lejos el océano Pacífico. Qué prolijo el orden de los días. ¡A comer, a comer! ¡A dormir, a dormir! Dos hombres se besaban a lo loco. Así sí, gusta el amor. A lo loco y contra corriente gusta el amor. El otro no. El que se ofrece para la cartera de la dama y el bolsillo del caballero, no tiene perdón de Dios.
HERMENEUSIS
Hay que tener mucho coraje para salir corriendo a abrazar los molinos de viento sabiendo que son gigantes. Cabalgar entre las ovejas, sabiendo que son lobos. Amar a una posadera, sabiendo que es una reina. Hay que ser intrépido para abrir la sombrilla de la tarde con la mano de Dios. Escribir "labios", escribir "palabra", con la mano de Dios, y no caer en un automatismo huyente del dolor. Conservarse en un mirar que no lo elimine de la existencia, y saber que existir es tan hedónico como no existir.
ACRACIA
A quien no acecha el ostracismo ¿podrá ver cómo la yedra se expande despacio?, ¿podrá ver que en cada giro de la historia, los hombres que beben el caldo del poder se deforman y se envenenan?
ARTE POÉTICA
Comeme así, como una luna nueva rodeada de ángeles vestidos de marineros. En medio de la tormenta. Apretado por el cinturón del Apocalipsis. Salvame de ese lobo sin huesos. Itroducime a las leyes que no me gobiernan y salvame del desbarajuste que yo misma he inventado. Dame de beber esa nube espesa, ese chorro cósmico, hasta que me atragante para que no pueda decir lo que todas dicen. Para que no pida lo que todas piden. Para que no calle lo que todas callan. Comeme parsimoniosamente, a calzón quitado y olvidémonos de las mañas literarias.
HOSPITAL DE RANAS
Es tan difícil hacerse una idea de belleza cuando un hombre se acerca con rapidez y sabe que no tiene sombrero. Un ojo, dos cabezas, diez dedos, un pie. Se adivina que viene con las manos atadas. Que viene desde lejos a la más cercana cercanía. Es difícil estar sentada y hacerse una idea mejor que el silencio cuando un hombre viene a decir la primera palabra. Difícil salir por el ojo de la cerradura. Difícil callar las dos bocas que reclaman. Sobre todo, porque el hombre tiene prohibido atravesar las paredes, entrar por el ojo de la cerradura, caer en otra parte, faltar a la reunión del mediodía, desenterrarse del borde del alma.
INEVITABLE
Cuando la palabra deja de ser absoluta, es decir, limitada a sí misma, empieza a ratificarse como un dragón alado que sale de su corteza. Cuánto se exacerban sus desvelos y qué difícil es precaverse.
QUI QUI RI QUí
Aquí abajo estamos todos maculados. Todos rodeados por nuestro perímetro de estrella. La noche desesperada divaga entre nosotros con su ritmo negro. Acá la libertad no es una muchacha rubia, ni gigante, ni cementada. Acá la libertad es una muchacha difícil, inconquistable. Acá la libertad debe seguir bajando, aunque tema resbalar. Es una María Magdalena al borde del camino. El jardín encantado se ha hundido en el barro. Las flores florecen en el barro. Y no son menos flores y no es menos barro. Aquí abajo no pensamos en la llave. Pensar la llave nos llevaría a prisión. Aquí estamos existidos. Si Dios quisiera venir debería agacharse, encorvarse en silencio. Cortar su dedo índice. Qui qui ri quí, cantaría el gallo de Dios, si Dios se encorvara y diera de comer a los perros su dedo fláccido.
CALMA, TEMPESTAD
La mujer es morena y sonríe. Abruptamente se da vuelta. Busca el espejo roto. No tienen tras de sí una herencia noble. En el espejo roto la nave existe apenas. La mujer carga su tara semántica. No hay nada diabólico en esto. Lleva en el seno incertidumbre, confusión, desorden. Es absurdo pensar que todas las mujeres llevan lo mismo. Sobre todo, cuando una franja de luz parte el mundo en dos mitades. De seguir así, la nave encontrará el río y la narradora su escritura. La mujer es amplia y sonríe. Abruptamente se da vuelta. Agoniza una escritora en un hotel de Rosario. Escenas fuera de interés se suceden en otros cuartos. Calma, tempestad. Elegir entre el hotel y la literatura sería imperdonable. La mujer es y sonríe. No puede retrotraerse a una ley, resumirse un género maestro. Está visto que si tuviera pene tendría un dolor fálico. Está visto que la narradora no narra. Una narradora no puede retrotraerse a una ley, cosquillear un falo, resumirse a un género maestro. Está visto que la escritura se produce incluso cuando no se produce en una mujer.
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