CONTRATAPA
› Por Javier Chiabrando
Catástrofe doble. Mi empleada doméstica (ella se autodenomina ama de llaves y yo la llamo cariñosamente Chacha) está de paro porque no puedo pagarle el sueldo en dólares. Dice que si tiene que viajar al exterior (nunca salió de la provincia), se le va a complicar. Y para colmo acaba de averiarse la Demon Red Love TS 4200, mi muñeca inflable sueca. La muñeca, o Muñequita, como la llamo en confianza, se averió porque en un arrebato infladoril le puse más libras que lo aconsejado por el manual, y se le rompió el pico. Es que con 20 libras ya era linda, aunque flaca a la manera de la moda esquelética de los '90, pero con 30 se ponía como Anita Ekberg en la Dolce Vita, y eso no hay hombre adulto y cinéfilo que lo aguante. Un día, en la libra 28, el pico (ubicado estratégicamente en el ombligo), salió disparado y reventó la lámpara del dormitorio. Allí comenzó el calvario de un hombre argentino actual.
La tremenda mala noticia me la dieron en la casa importadora. "No, señor, no hay picos importados porque Moreno cerró la importación de todo accesorio de placer manual y artesanal". El pobre importador, que veía cómo se le esfumaba una venta, me miró como diciendo "el modelo nacional y popular exige obediencia pero también sufrimiento" y me sugirió adaptar un pico de bicicleta china, que acepta 27 libras aunque el ombligo queda como esos salidos hacia afuera, sea por impericia médica o por exceso de medialunas de la propietaria.
La otra opción es ponerle el pico que se fabrica en Córdoba. Inflar infla. Véalo así. Es como casarse con una francesa que con el tiempo se aficiona al mate- dijo el importador.
Nada de picos para bicicletas chinas ni artefactos fabricados en Córdoba. Lo que mi Demon Red Love TS 4200 exige y necesita es el repuesto original de fábrica, de la misma forma en que un auto Mercedes tiene que llevar aceite Mercedes y ruedas Mercedes infladas con aire Mercedes.
Una semana después (ya mi casa era un chiquero), y luego de pasearme por todos lados buscando un pico sueco para mi Muñequita sueca, y no encontrarlo, volví a la casa importadora a ver si había novedades. Ni siquiera estaba abierta. En la puerta había un cartel que decía: "Yo me hice de abajo vendiendo clavos rusos. Ahora resulta que Moreno dice que acá se pueden fabricar igual de derechos y filosos. Así ya no se puede vivir. Me voy a Rusia a ver si puedo exportar clavos argentinos". Desolado, salí a la calle. Se me acercó un tipo, otro cliente igual que yo y tan desolado como yo. Luego de hablar un rato descubrimos que ambos teníamos problemas parecidos.
Yo tengo una Demon Red Love TS 4200 igualita -me dijo-, y vea qué casualidad, se me rompió toda menos el pico. Es que a mí me gusta mucho hacer camping, y eso de hacer dormir a la Demon Red Love TS 4200 sobre piedras y nieve a la larga termina alterando la suave goma sueca. Pero el pico está intacto.
¿Cuántas libras le ponía usted?
Nunca más de las 20 que aconsejaba el manual. Una vez le puse 21, de distraído nomás, y me miró con una cara de esposa que me desalentó en incursionar en nuevas teorías del placer y esas cosas más de franceses que de argentinos de pura cepa.
Charlamos un rato más antes de entrar en el duro camino de negociar.
¿Me dice que el pico está intacto?- pregunté al fin.
Cómo si fuera virgen, vea.
¿Está dispuesto a venderlo?
Y, a menos que usted me venda a su muñeca sin pico...
Ni hablar. Póngale precio al pico.
Cien dólares. Y en dólares.
El precio era alto pero razonable. Aunque la dificultad no estaba en el precio sino en conseguir los dólares. A media cuadra me ofrecieron dólares blue, pero yo, que no soy ningún gil, no los compré, y no por el precio, sino porque quería dólares verdes y no azules. Seguro que esos azules son fabricados en Córdoba.
Una semana después me di por vencido y llamé a mi primo que trabaja en un ministerio. Luego de los saludos de rigor, le conté de mi caso.
¿Y qué necesitás?
O dólares o un pico sueco para la Demon Red Love TS 4200.
El intentó convencerme de que la opción del pico fabricado en Córdoba era buena.
No me vengas con cuentos, primo -le dije-, que no me vas a convencer de que este país está mejor que hace diez años.
Hace diez años nos estábamos muriendo de hambre.
Sí, pero comprabas dólares hasta en el kiosco de la esquina.
Mirá que este gobierno duplicó el presupuesto en educación, del 3 por ciento del PBI de la época del turco pasamos al 6 y pico por ciento.
No me importa. Yo quiero comprar dólares.
Pero mirá que este gobierno triplicó el presupuesto para investigación.
No me importa. Yo quiero comprar dólares.
Pero mirá que este gobierno creó diez universidades públicas, libres y gratuitas para todos.
No me importa que los negros sin dientes puedan ir a la universidad. Yo quiero comprar dólares.
Pero mirá que este gobierno construyó más de mil escuelas.
No me importa. Yo quiero comprar dólares.
Pero mirá que este gobierno recuperó YPF.
No me importa. Yo quiero comprar dólares.
Pero mirá que este gobierno modernizó el código civil y ahí anda metiéndole mano al código penal.
No me importa. Yo quiero comprar dólares.
Y no te olvides de la asignación universal por hijo, de los derechos humanos, de la inserción internacional del país, del respeto que estamos logrando.
No me importa. Yo quiero comprar dólares.
Y no te olvides de que recuperamos la alegría.
No me importa. Yo quiero comprar dólares.
¿Y qué me decís de que se bajó el desempleo, de la unión estratégica de Latinoamérica, de los elogios de Paul Krugman, de que se habla del modelo argentino en los foros económicos, del crecimiento de la obra pública, de que aumentó el nivel de chicas rescatadas de la trata, y se bajó en nivel de accidentes en rutas, y...
Y el tonto siguió así media hora. Lo único que yo quería era comprar mis dólares para pagar el pico importado, aunque usado, de la Demon Red Love TS 4200. ¿Es tan difícil de entender?
Yo te lo soluciono- me dijo al fin; la sangre tira, aunque estemos en bandos diferentes.
A la semana recibo un paquete en mi casa. Y demasiado grande como para ser simplemente un pico de una muñeca inflable. Sorpresa. Era la Demon Red Love TS 5200, un modelo nuevo que está haciendo furor en el mercado. Eso sí, era una muñeca negra y fabricada en Angola. El manual decía que soportaba 50 libras. Hice la prueba. Ya a las 45 libras se volvía una negrota como la mulatona de Clemente. Daba un poco de miedo de que te saltara encima y te comiera. Lo intenté, no vaya a creer, pero no me acostumbré.
Al fin llamé al dueño de la otra Demon Red Love TS 4200 dañada y llegamos a un arreglo. Con su pico y mi muñeca hicimos una y la compartimos. Vive una semana con cada uno. El sufre más que yo, porque dice que es demasiado moderno para su gusto. Pero al fin agacha la cabeza y se va abrazado a Muñequita. Lo que él no sabe es que un día en que me encontraba especialmente entusiasmado, le puse 25 libras y le saltó otra vez el pico por los aires. No tuve más remedio que ponerle el fabricado en Córdoba. Inflar, infla, como me dijo el pobre importador, al que imagino en la estepa rusa muriéndose de frío como acá se moría de incomprensión. Con el pico argentino no me animo a ponerle 30 libras. De 28 no paso. Mirada con cariño, se parece a Kim Basinger en sus días de gloria. ¿La muñeca negra? La usé para reemplazar a la Chacha. No limpia muy bien, pero al menos no me viene con planteos sindicales ni protesta cuando le pellizco el trasero. Y cobra en pesos.
(Versión para móviles / versión de escritorio)
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina
Versión para móviles / versión de escritorio | RSS
Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux