- Un día te enseñaré a salir del rincón gramatical para empezar a hablar en última persona.

- ¿Del singular o del plural?

- La última persona no cambia sus desinencias porque es última.

- ¿Le pagan para hacer este trabajo?

- Perdón, ¿esto es un interrogatorio?

- Un reportaje.

- ¿Y dónde va a ser publicado?

- En la última página.

- ¿Quién lo va leer?

- El lector prohibido.

- Privado de toda razón.

- Noto que su sorpresa comienza con la s.

- Y termina con la a.

- ¿Dónde nació usted?

- ¿A quién le puede interesar dónde nací?

- A la gente.

- La gente no lee.

- Los lectores sí.

- Oulipe para el lector.

- Yo oulipo, tu oulipas, él oulipa, nosotros oulipamos, vosotros oulipáis, ellos oulipan.

- Oulipó enormemente.

- ¿El tamaño importa?

- La densidad importa.

- En la variedad de tamaños, está el gusto.

- Oulipa cada vez mejor.

- Ojo por ojo y viento por viento.

- Libere el viento de la palabra...

- Yo gavioto, tu gaviotas, él gaviota...

- Ha pasado la prueba de fuego.

- Deme otra.

- Tomá.

- Dame más.

- Te doy todo.

- Por supuesto, por supuesto, qué magnífico.

- Date vuelta.

- Esto explica mi amor por lo prohibido. Qué magnífico césped.

- Coma hierba.

- Millones de vacas.

- Y moscas.

- Jamás aprenderán a conjugar en última persona.

- Jamás.

- Tengo que desdoblar el reportaje.

- Arrímese.

- Me moriría de no arrimarme.

- ¿Quiere más?

- Quiero toda esta húmeda hechicería...

- Malvone.

- Yo malvono, tu malvonas, él malvona... ¿cuándo llegaré a la última persona?

- El reportaje terminó.

- Sí.

- Usted no es periodista.

- No. Y usted no existe.

- No.

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