Vie 06.09.2013
rosario

CONTRATAPA

El Congreso de los argentinos

› Por Javier Chiabrando

El mundo político avanza en la consolidación del Congreso que va a marcar el rumbo de los argentinos durante dos años. Pavada de tarea; de allí saldrán grandes leyes, grandes debates intelectuales y grandes personajes, por ejemplo el que va a dormir en sesión más que De Narváez, el que va a faltar más que Michetti o el que pega más fuerte que Camaño.

Yo, mientras tanto, y motivado por la gente que me viva en la calle (son tantos que no dejan que se escuchen los abucheos), organicé el 1er Congreso Interdisciplinario Internacional Interbankink e Intertextual para dirimir la pregunta que taladra las cabezas de los compatriotas, tanto de los argentos de alma como los que sueñan con ser franceses: "Qué es ser argentino". El congreso se hizo en el Patio de la Madera, bajo el sub﷓lema "Los de afuera son de palo".

Al hacer contactos con los invitados, todos grandes hombres y mujeres de la patria, comenzaron las peleas de cartel: que si va éste yo no voy, si este otro habla yo no hablo, no vale hacerse el inteligente, etc. Cuando la cosa se puso histérica, los amenacé con hacer el congreso con neozelandeses, rusos, mongoles y periodistas de los diarios españoles, que sí saben cómo somos, de dónde venimos, adónde vamos, y qué día nos vamos a estrolar.

¿Qué es ser argentino?. Madre mía, qué pregunta. Para armar el congreso organizamos mesas para resolver ese enigma que reíte del de las pirámides y de las tonterías que enfrentó Sherlock Holmes. Barajamos varios títulos: "El ser argentino y la nada", "Cómo ser argentino y no parecerlo" y "Al argentino con hernia es al ñudo que lo fajen". Los muchachos de TN sugirieron el cándido título de "Argentina: Colonia o caos", y Magdalena dijo que era exagerado, que tal vez convenía el más sugerente de "Argentina: Caos o caos". Al fin quedó: "Argentina, que te recontra".

Para la ambientación llamé a mis ex novias, ex esposas, ex amantes y ex amigas ocasionales y formé el grupo "Las choznas de las chicas mendocinas que cosieron los trapos del ejército de San Martín". El Patio de la Madera quedó hecha una pinturita, con escarapelas, manteles y cortinas con los colores de la patria y voladitos por todos lados. Parecía una kermese pero era un congreso de donde iba a salir el ideario que iba a resolver los entuertos de este país.

La conducción la hizo Fernando Bravo, que no sabía muy de qué la iba, pero estuvo muy simpático. El armado de las mesas temáticas no fue sencillo. Menos mal que conté con ayuda. Bauman y Umberto Eco me mandaron ideas por mail a cambio de la nacionalidad argentina; a Borges y a Sarmiento los consulté con la tabla ouija, pero como los convoqué juntos para ahorrar hora de curandera, se pusieron a discutir que si la barbarie, que si la civilización, y corté la comunicación. Sarlo y Sebreli se ofrecieron a participar pero les dije que con la S ya tenía a mucho invitados y que si alguno fallaba a último momento les avisaba. Ninguno falló. Es decir, falló Caruso Lombardi, que se escribe con C o con L.

La mesa más simpática fue La Búsqueda del Tesoro. Se trataba de encontrar un chacarero de la patria sojera que diga que le va bien o que alguna vez le fue bien. El premio quedó vacante. Sospecho que De Angeli, Buzzi y Etchevehere perdían a propósito; si ganaban iba a tener que decir que les había ido bien, y ese oxímoron existencial es duro de pelar, más que la liebre que juran correr desde que pisaron el tambo.

Con tantos inscriptos tuvimos que meter dos mesas en un salón; una sobre Heidegger, Sartre y Foucault, y otra sobre horóscopos. La de Heidegger, Sartre y Foucalt estuvo vacía, y con razón, ¿a quién le interesa entender a los grandes filósofos si lo que queremos saber es por qué aumenta el dólar? La de horóscopos la coordinó Lilita Carrió, y estuvo repleta porque a último momento se anotaron los grupo Suicidas Argentinos S.A y Masoquistas Unidos por el Dolor. Hicieron un partido Sagitario contra Piscis, y para alegría de todos, perdieron los dos.

Al terminar hubo una pelea en el barro de las mujeres de la política: las esposas de Massa, Macri, Scioli y Margarita. La tarde la pasamos en el área de "Recreaciones argentas típicas". Jugamos al sapo con la boca del franelita de la cuadra al que le tiramos unos mangos y después le pagamos el dentista. Hubo talleres de "bajada de pantalones a velocidad warp", "comparsa de cacerolas", "cómo culpar al otro antes de que el otro te culpe a vos" y las más clásicas: "llorar de lleno", "mil motivos para no dejar de ser un evasor de impuestos" y "transmitir miedo sin dejar de sentirlo". Emocionaba ver a estos protohombres argentinos destacándose en tan complejas actividades. Parecían chicos, vea.

La mesa sobre comidas gauchas fue un éxito. Sobre todo la que enseñaba a cocinar pastelitos de dulce de soja. La masa también era de soja. Y el aceite. Y el azúcar. Es que el sponsor del congreso era la Mesa de Enlace del Campo, pero no aportaron guita porque no tienen (por supuesto; me lo imaginaba), sino soja que guardan hasta debajo de la cama para ver si cortando el chorro de la venta al exterior, cortan las retenciones y de paso le cortan la cola al barrilete del gobierno y lo ven caer barrenando en el aire.

A los pastelitos los comimos de merienda. Son sabrosos pero algo duros y el relleno rancio, con gusto a mermelada Monsanto. Después hicimos una choripaneada con los chorizos que se rajaron de la parrilla de Binner desde que se no se sabe bien lo que se volvió, y algunos conservadores lo dejan por zurdo, los zurdos por conserva, los socialistas porque no habría votado a Maduro y la mayoría porque se cae de maduro.

La charla "amores de un día margarita para los chanchos son" que dictaron Massa y Macri no estuvo mal si uno la compara con una canción de Pimpinela. Las palabras más terribles las dijo Macri, cuando le gritó: "vos me engañaste con la primera ideología que viste", a lo que Massa respondió: "Como ideología no tengo, con tu hermana me entretengo".

La mejor mesa fue la que dictaron los radicales. Eran tres: "Cómo quebrarse y no doblarse", "Como doblarse y no quebrarse". Y luego la que dictó Cleto Cobos: "Cómo doblarse y quebrarse y no sonrojarse". Los muchachos de la boina se preparan para ser gobierno y de esta forma aprenden cómo enfrentar las aprietes del FMI y del Banco Mundial: genuflexionándose al primer grito, entregando el marrón a la primera miradita de amor, o ambas en una, lo que ahorra tiempo, dolores y cremitas epitealizantes.

Los muchachos del peronismo, y los sindicalistas, organizaron por su cuenta una competencia de salto de garrocha, como si se entrenaran para saltar de acá para allá, o de allá para acá, según sople el viento. A algunos les costaba decidir hacía dónde debían saltar porque no sabían de dónde venían saltando, de tantas vueltas que habían pegado. Los arengaba Pato Bullrich a los gritos de: "para saltar por las ideas, primero hay que tener ideas; mejor saltar por saltar, o saltar por las dudas". De música de fondo: Lily Marlene.

Miguel del Sel llegó después del mediodía. Y hablando de filosofía de la política, como es su costumbre. Nos encontró contando chistes, lo que le cayó medio mal. Luego lo vimos sacar una libretita y anotar los chistes, así que los que lo votaron y pensaron "qué pena, si lo elegimos gobernador vamos a perder un gran cómico argentino", no se preocupen, tenemos cómico para rato. Considerando la atención que le prestó a la charla "Cómo ser un servidor público y poder hablar en serio de números y estadísticas incluso ante un público que no entiende nada", diría que tenemos político para hoy a la tarde, y apurándose.

El tema Siria y la guerra estuvo en boca de todos. Algunos politólogos descubrieron que el problema de Siria nace cuando adoptaron el hábito de tomar mate (y no bromeo). Parece ser que ahí se ubica cierta capacidad para la estupidez, la rebelión al cuete, el desconocimiento de las leyes, y cierto desprecio por la vida propia, como émulos de Martín Fierro, por eso le tocan el culo al imperio y no corren. Nelson Castro, Pepe Eliaschev y Marcos Aguinis, dijeron al unísono: "que se jodan por parecerse a los argentinos".

El diploma era un cartón con las palabras Argentino Hasta las Verijas, escritas con plasticola regada con yerba mate, pero para acceder a él había que pasar una prueba: meterse adentro de una gran caja de cartón llena de agujeros donde los asistentes al congreso susurraban sin cesar: "inflación, desabastecimiento, inseguridad, miedo, caos, cepo, inflación, desabastecimiento, inseguridad, miedo, caos, cepo", así, como un mantra. Al que salía vivo de ahí se le daba de recuerdo un par de huevo de amianto.

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