CONTRATAPA › FOTOGRAFIANDO LA ZONA
› Por Adrián Abonizio
* La marea de lo real ahoga todos las animales surgidos de la cabeza del que simula para enmascarar que está diluyéndose entre las rocas, pues su tanza no tiene anzuelo, sólo una plomada que usa para que vaya al fondo de la arena, junto con sus pensamientos y evita dar explicaciones del porqué de su náutica locura. Vuelve al pueblo, y siempre cuelga del hilo, algunas maderas húmedas, pedacitos de conchas y caracoles o trozos de pan endurecido que le sobraron y que suele llevar para darle a los pájaros de la orilla. Cuando alguno pasa por la puerta señalan y dicen: Aquel se hace el que pesca.
* Vivía en la piecita del fondo y una noche de verano se desnudó y mirando la luna refractada por la ventana abierta tuvo un momento en que sintió que el corazón se le detenía. Junto a la ventana, salido de entre sus ropas había un ser fabuloso y terrible acechándolo. La remera propia arrojada sobre el montón habían formando la exacta figura de un ser espeluznante en la pared, con su sombra, su joroba, acechándolo. Le dió tanta pena que no haya sido un monstruo real que se durmió triste.
* Estaban en un jardín, en San Luis y desde el sol de frente, saliendo como de él emergió una figura que -caminando- se acercaba a saludarlos. "!Pelado!", dijo y se levantó. No era el Pelado Reynoso, sino un tipo del servicio del hotel que les ofrecía pan y mermelada. Luego, en segundos entendió que a quien había confundido habíase muerto y sido su amigo. No le preocupó el olvido. Era él, por más que simulara convertido en un parecido o aparecido, quien sabe.
* Le habla a las cosas pero las cosas no responden. Acaricia las cosas pero no mueven. Aconseja, aplaude, añade, hilvana y perfuma o ensucia las cosas pero las cosas siguen inmutables. Ella, sabe y está preparada para todo: Que un día la compu, su mesa, su ropa, el jabón anti acné que usa, el cd del auto empiezen a coordinar el lenguaje que llevan impreso en su matriz y le respondan. Por ahora ni espera ni desespera. Y es su manera de sobrellevar tanto desacierto, infortunio y aburrimiento. El que le habla y mucho es su novio pero ella lo escucha poco.
* El médico observó la placa en un silencio abisal y reconcentrado aseguro que había una manchita que no le gustaba y que por las dudas harían una siguiente. Se la hizo en otro sitio y otro facultativo quien al comparar las dos enturbió el agua de su miedo con un: "Bueno, habrá que intervenir de forma un poco más directa". Consultó a dos más y ambos le identificaron ese agujero por donde se le iba la vida, como un bicho invisible y agresivo. Entonces sentado en el balcón se aseguró que los pedacitos de placa cortados a tijera de flotaran el aire del verano y se dijo: "Lo real no existe". Y no se murió.
* Tiró las piedritas en el piso y empezó a adivinarle la suerte. Luego continuó con un mazo de cartas criollas, siempre con un gesto amoroso de inventiva y percepción que iba sintiendo a medida que discurría. Era la primera vez que lo hacía y la dama que recibía su pronóstico había dormido con el hacía una hora. Todo se cumplió y ella, médica en urgencias, le propuso trabajar sobre la gente con esa actitud sanadora. El se asombró, se invistió en el misterio y murmuró. "Estoy retirado ahora". Por dentro se repetía. "Nada es real, nada es real".
* Fue al patear el tiro y los mareos lo acarrearon hasta la pelota de casualidad. Veía doble y el miedo, como una cascabel arrollada a sus pies, parecía haberlo mordido al punto de no sentir los talones. No obstante dejó la pelota en el punto exacto, esperó el silbato del referí que le llegó tan asordinado como lejano y con la pierna menos apta, la boba, la clavó en el ángulo lejos de arquero. Lo felicitaron pero supo que nada de esto estaba sucediendo, nada le dolía o lo haría feliz. Sucedía y no era verdadero nada de lo que empezaba a suceder. El pánico favorece la ausencia de pensamiento. Nada es real cuando se tiene un ACV y se patea el penal del campeonato.
* Se dobló, miró al amigo que le estaba apuntando. Tuvo algunas palabras de asombro. "Vos? Vos? Justamente vos?". Y recibió la abolladura del segundo balazo traidor. No había dolor, se sonrió y vió las zapatillas conocidas de su amigo junto a su cara. No lo podía creer, por un poco de plata, eso era la vida, la amistad?. Por un pedazo de vida. "No lo puedo creer, esto no existe", dijo antes del tiro del final.
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