Villa Moreno se llenó de policías ayer a primera hora de la mañana, en busca de dos hermanos señalados como los probables autores del ataque a balazos contra una combi que trasladaba hinchas de Newell's, el domingo pasado en bulevar Oroño y Lamadrid, y que produjo la muerte de dos hombres y heridas en una mujer y su hija. De los siete allanamientos simultáneos, los agentes detuvieron a uno de los que buscaban, mientras que el otro no estaba allí y fue declarado prófugo.

La investigación empezó a poco de que una decena de disparos parara la Mercedes Benz Sprinter en su regreso a Buenos Aires, con hinchas que habían presenciado el partido entre Newells y Lanús. El jefe de Unidades Especiales de la Unidad Regional II, Guillermo Morgans, indicó que tras recabar los primeros testimonios horrorizados por el resultado del ataque, esta semana los agentes fueron "relevando toda la información posible sobre el bulevar, desde avenida Cura hasta Lamadrid". También se consultó el registro de imágenes del Centro de Monitoreo de Videovigilancia, para observar el trayecto del utilitario hasta la emboscada final. Se debió a que en la primera esquina, frente al country del Club Provincial, el charter había hecho una escala para que los pasajeros se proveyeran de refrescos y alimentos en un minimarket. Allí habría ocurrido el episodio que detonó la reacción homicida. Hubo un entredicho entre algunos de los hinchas leprosos con unos jóvenes vestidos con camisetas de Rosario Central. Cruzaron insultos y uno de aquellos incluso le habría propinado un golpe a uno de estos y lo dejó sin su gorra. Poco después, veinte cuadras más al sur, sucedió la emboscada que causó estupor. El chofer Leonardo Boladian, de 34 años, murió baleado sobre el volante de su camioneta. Walter Palacios, de 39, hincha leproso en Ramos Mejía, murió en el Heca. Su hermana, Solange, de 39 años, y la hija de esta, de 7, resultaron heridas pero lograron sobrevivir y están en franca recuperación.

Los datos recabados hicieron foco sobre dos jóvenes hermanos de unos 20 años, con domicilio en Doctor Riva al 2100. El juez de instrucción n 15, Alejandro Negroni, libró siete órdenes de allanamiento que la policía realizó con las primeras luces de ayer, con agentes de las brigadas de Homicidios, Investigaciones, Seguridad Personal y Sustracción de Automotores. José Antonio G. fue sorprendido y aprehendido en la casa de Riva 2163. Los policías secuestraron allí una cartera con dos cargadores Bersa, sin balas pero con capacidad para alojar 25 cada uno, algo infrecuente para usar en pistolas pero sí tal vez para armas largas. Una cuadra más allá, por la misma calle, los policías secuestraron dos motos, una de ellas similar a la que describieron testigos de la balacera sobre el vehículo en el que se movían los asesinos. De todos los allanamientos, también se decomisaron teléfonos celulares, un disco rígido de computadora y una notebook. Y además, Morgans le adjudicó importancia a dos camisetas de Central que secuestraron en una de esas viviendas, habida cuenta de la ropa que vestían los pistoleros la noche del atentado. No se secuestraron armas.

José Antonio G., precisaron fuentes policiales, cuenta con antecedentes penales por hurto y robo. Quedó detenido en la Alcaidía Mayor. Su hermano no apareció en ninguna de las viviendas allanadas.

Ayer el grupo de simpatizantes nucleados en la Peña Vieja Amelia publicó en las redes sociales un homenaje y una aclaración sobre las víctimas. "Fueron grandes hombres, padres y amigos. El Gordo Leo no era el chofer, era nuestro amigo, un compañero con quien desde hace casi diez años viajábamos por todo el país para ver a Newells. Dejó una familia hermosa por la que siempre se desvivió", señalaron. Y con indignación denunciaron la ligereza con la que el caso se trató en algunos medios. "No eran barrabravas ni narcotraficantes, como el irresponsable de Ricardo Canaletti, periodista de Telenoche, afirmó en el programa queriendo dar un tinte político a la situación", repudiaron.