Miércoles, 5 de febrero de 2014 | Hoy
Por Candela Sialle
"Maltratador", le dijo, y se echó sobre el sofá de pana beige. Desde allí podía tomar distancia y analizar los modos, los tonos, la dinámica en la reiteración de las ofensas. Sí, era un maltratador consumado aunque, refinado por las mieles de la inteligencia. El mal trato lúcido juega el partido de largo aliento. Apuesta a la estrategia de desgaste. Corroe el tronco del árbol hasta pudrir la madera. Sus logros son pequeños, a veces imperceptibles para el jugador de gambeta corta. El mal trato inteligente espera; es "el soplo" de Bergman quemando bajo la espalda. Aunque también se encarna en el cuerpo, se insinúa en los cinco kilos de más y en los dientes descalcificados por el exceso de nicotina antes de cumplir cuarenta.
Lamentablemente, las mujeres profundas suelen despreciar estos indicadores estéticos pues los consideran parámetros de un mundo banal del que desean diferenciarse. Entonces cuando la retención de líquido que comenzó ensanchando los tobillos, termina por comprometer a los muslos, a los glúteos, al abdomen, la mujer sustancial elige sin mortificaciones aparentes, adjudicárselo al rico whisky que la acompaña cada noche. El buen beber femenino propagado más allá del fin de semana es un gusto aceptado en los ámbitos progresistas. Se lo percibe como un paso casi obligado en la construcción de la identidad de la hembra. Es más, este auditorio de gente culta y pensante paga doble cuando se les cuenta que el hábito se ejerce en soledad, mientras el partenaire y/o el partenaire y los hijos, duermen.
Desde el sofá beige el asunto es menos vidrioso. Las imágenes de los últimos diez años de su vida se le ordenan como el Trance en la música electrónica. Acordes largos, atmósferas envolventes, configuran una melodía cada vez más compleja. Pero en esta polifonía que hasta hace unos minutos era mero amontonamiento, ella logra distinguir los sonidos: el eco, la reverberación, el flanger, el delay. Envuelta en esa piel de pana reconoce arpegios, sonidos ácidos, los graves redondos, la base rítmica de la percusión.
Darse cuenta le duele en los riñones.
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