Lunes, 13 de abril de 2015 | Hoy
Por Ernesto Garabato
¿Quién está detrás de una reja, el que está adentro o el que está afuera?
Hace un tiempo que la consigna es enrejar. En la vorágine enrejaron a un tipo que estaba leyendo el diario en una plaza. Enrejaron un parque que ya estaba enrejado y un vecino enrejó tan bien su casa que tuvo que llamar al herrero para poder salir.
No tengo ganas de calcular los metros lineales de plazas y parques y multiplicar en amarillo por el costo del metro. Me enteraría de algo que me sorprendería y no quiero más sorpresas.
El problema es que ante el aumento de cosas a enrejar, los pensadores amarillos parecen no tener límites.
Los frenó un poco una solicitada que bajo el título: "Basta de rejas" Firmaron entre otros, Magnetto, Blaquier, Bartolomé Mitre, Massot y el tipo del diario que ya estaba hambriento.
Los tipos firmantes sostienen que son parecidos a los árboles, las plazas y los parques, especialmente en no hablar. Que son fruto de un proceso y que mandar en cana, prestar camionetas, comprar empresas apretando gente no era delito.
Los árboles talados por los señores que avalan lo anterior, dicen que sí.
Llama la atención que en un universo amarillo que abruma, las rejas sean verdes. ¿Será que algún estúpido pensó que combinarían con el verde encerrado?
¿O simplemente un solapado homenaje al verde militar?
El plan maestro de enrejamiento sin ton ni son, no responde solamente a vueltos ni comisiones. Es mucho más amplio, estratégico y desopilante.
Viene de hace tiempo y se va cumpliendo inexorablemente.
Una comisión integrada entre otros por Marcos Aguinis y su teoría del ganado, el Fino Palacios, y el superagente Ciro James viene trabajando en el objetivo de que el país se transforme en un gigantesco laberinto. Como si no lo fuera.
El plan consiste en enrejar todo lo posible e influir en la población, contagiarlos para que enrejen al gato, por ejemplo.
Una vez conseguida la psicosis colectiva, dar rienda suelta al embate final.
Enrejar pueblos, barrios, ciudades, calesitas, estadios hasta llegar al contorno del país, no sin antes haber expulsado elementos indeseables.
Esto evitaría claramente cualquier contaminación de Unasures, Mercosures, Celacs y cosas por el estilo.
Hasta tienen pensado que si se acabaran las rejas, recurrirán a sacar las de las prisiones donde están los secuestradores, torturadores y asesinos.
Las rejas permiten el contacto y el funcionamiento de los cincos sentidos dicen criticando al Intendente de San Isidro.
Yo vivo a una cuadra de un parque, es el único parque que no tiene rejas ni ninguna de las cosas raras que estos señores les meten a los parques hasta transformarlos en parques de diversiones.
Entramos y salimos sin llave y a cualquier hora.
Están calientes con nosotros porque no los dejamos hacer nada más que cortar el pasto.
Somos una asamblea que se organizó para resistir. Estamos atentos, son capaces de hacerte un edificio en una noche. Ellos siguen en sus escritorios, con sus planos, viendo negocios donde hay necesidades y tienen pánico al vacío, todo lo quieren cementar.
Mientras en el parque hay música, artesanos, acróbatas, murga, cuerda de tambores, pintores.
Se anda descalzo, se baila y la Metropolitana mira con ganas.
Los poetas del parque siguen colándose por las fisuras y van un paso adelante que los hombres de los pasillos.
No sé como adivinan cada movimiento que afearía al parque.
Seguro evitarán enrejar la Argentina, si no todo es modificable.
Puede ser que un día todos los artistas vengan con sus materiales, dividan todo en parcelas,
De a uno de a tres hagan lo suyo.
Descalzos.
Y Clarín titulará: "Inseguridad, Las rejas han sido tomadas por las flores".
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