CONTRATAPA
› Por Sonia Catela
Elvira Aldao de Díaz, nacida en Rosario, hija del fundador de Colonia Aldao, dice*:
"Y perteneciendo a la alta sociedad de Buenos Aires, durante mi largo viaje a Europa, de más de siete años fui invitada al gran almuerzo que el conde y la condesa de Romanones ofrecieron en su hermoso palacio; fue la fiesta que más me satisfizo de las que asistí en Madrid; "grandes de España" rodeaban la magnífica mesa, según lo ordena el protocolo".
Y dice: "mis padres eran tan pulcros para expresarse... perteneciendo a la más alta sociedad nuestra educación fue esmerada al respecto, pero en el teatro Real madrileño oí designar como "cogote", el cuello delicado de la mujer,
Y dice dice: "el conde español, el duque de Parsent, el conde de Montelirio, la duquesa de Canalejas, el conde de Vichy",
"Y al retorno de mi largo viaje, noté en la alta sociedad de Buenos Aires, un descender muy bajo, el abuso del champagne en la mujer; a corregir a las viciosas, o cundirá el mal ejemplo si a esas damas no se las pone inexorablemente en el Index hasta que se corrijan".
Y dice: "el cocherito español me trató con el democrático "usted", de igual a igual con la gente culta",
"De igual a igual con la gente culta, el cocherito español",
Y dice: "en la afamada Ville d'Eaux, en otra deliciosa comida, también en atrayente mesa, otro comensal, distinguido hombre de mundo, hablando del arte pictórico, habló de una mujer en "cueros"... cuero, la piel finísima de la mujer".
Y dice: de Roma a San Sebastián, pleno verano y plena guerra con Marie, mi femme de chambre, (dama de compañía). Y el marqués de O... nos encontró en tren de excursión a Fuenterrabía, diciéndole que como él veía, iban también nuestras fámulas (la inglesa y la francesa) cargadas con la máquina fotográfica, la canasta de viaje con el lunch preparado y una manta escocesa que nos serviría de alfombra en sitio pintoresco",
Y dice: "me daba a entender que eran inferiores a ella. En todas las clases hay jerarquías..."
Y dice: "el democrático "usted", nada de tercera persona, como Marie, mi femme de chambre, que se dirige a mí en tercera persona, con su habitual "si madame quiere..."
Y dice: "de Madrid a París, oh París, tras cuatro meses de ausencia, me invitó a tomar el té en el Ritz, argentina, casada con un español, muy relacionada con la alta sociedad, té en el Ritz; y en Roma, en Santa María dei Angeli, el solemne funeral de Epifanio Portela, extinto ministro de Argentina ante el Quirinal, mientras la duquesa había ido a París",
"Marie, en tercera persona, con su habitual "si madame quiere..."
Y dice: "súbitamente, inspiración fulmínea, me transformé en española monárquica... y exalté el deber en que estaban de no rendir honores a un republicano",
Y dice: "soy liberal",
"El pleno teatro Real, en una noche de gran ópera: naturalmente, la asistencia de la realeza daba mayor realce a las representaciones",
Y "me daba a entender que eran inferiores a ella... En todas las clases hay jerarquías".
"Con los republicanos en el gobierno, ¿qué nombre tendrá ahora el gran hotel Reina Cristina? Pues seguramente, a los nombres de los reyes vivos o muertos, de los establecimientos públicos o que sirven al público, ya los habrán decapitado en toda España",
Y: "¡qué primitiva la veía a América ante esos siglos italianos henchidos de intensa vida espiritual!"
"En la sala de billar del hotel La Perla, de Zarauz, la pequeña playa aristocrática, sede veraniega del duque de Cuba, los duques de Lécera, la duquesa de Sotomayor, los condes de San Luis y tantos otros de la nobleza madrileña..."
"Mi amiga, que hacía años vivía en París, retornaba sorprendida del lujo de la vida bonaerense, grandes casas, algunas en desproporción con las fortunas de sus propietarios",
"Y mi amiga agregó que los argentinos ricos residentes en París de los que ellos formaban número gastaban con más moderación siguiendo el modelo europeo, frente a ese lujo desmedido visto en Buenos Aires",
Y dice: "Pero estalló la guerra... y el mundo cosmopolita huyó de París",
"La fiesta de mi amiga argentina fue interesante y brillante. En el gran salón, transformado en teatro, se dio una representación con artistas de la Comedia Francesa. No recuerdo qué se representaba, algo clásico, desde luego",
Y: "¡qué primitiva la veía a América ante esos siglos italianos henchidos de intensa vida espiritual!",
"Y todo el salónteatro estaba colmado de argentinos y franceses distinguidos, formando un conjunto brillante y atrayente",
Y dice: "Era tan numerosa entonces la colonia argentina en París, que sería interminable nombrar a todos los compatriotas que lucían su distinción y elegancia en aquella fiesta",
"Pero estalló la guerra... y el mundo cosmopolita huyó de París",
"Le presento mi tarjeta al ministro Alvarez de Toledo. "Señora, usted no necesita presentación. Más de una vez la he visto en los recibidores de mi madre, en París y en Buenos Aires".
"Pero mi amiga no necesitaba de mí para presentarse: sus apellidos se presentan por sí solos",
"Y entre otros tantos encuentros amistosos, recuerdo la tarde en que tomábamos té en lo de Angiolina Astengo de Mitre o en lo de María Josefa Weeks de Villegas. No recuerdo bien en cuál de las dos mansiones",
"Se representaba, algo clásico, desde luego, No recuerdo qué. Desde luego".
"Es en la Ciudad Luz donde esos argentinos "niños bien" desenvuelven sus hazañas, cosas pésimas, por no decir vergonzosas, y no solamente en los cabarets, sino también en las fiestas sociales; esto es lo más imperdonable",
Y dice: "Tomé posesión de mi banqueta con mi "nécessaire" de viaje y mi "femme de chambre",
Y dice: "Los argentinos se presentaban derrochando el dinero, como si tuvieran una renta inagotable..."
"Con mi "nécessaire" de viaje y mi "femme de chambre",
"El mayor de nuestros parientes blandió en el aire una cucharilla de plata, y entre carcajadas, nos dijo que se la había robado a los jesuítas... en recuerdo de la visita que acabábamos de realizar al convento",
"Bien trajeados y con medios para darse vida rumbosa, como se la daban..."
"Mi pariente dijo que habían reunido una curiosísima colección de recuerdos de sus viajes, adquiridos de esa forma; vanagloriándose, ellos mismos se lo festejaban con todo desparpajo",
Y dice: "los argentinos se presentaban derrochando el dinero, como si tuvieran una renta inagotable..."
"Dos características porteñas: el qué dirán los paraliza; y el temor al ridículo los enmudece".
"Las mujeres, también enmudecen por doble motivo: darse importancia y observarse mutuamente. Lo que llevan encima (modelos recién llegados de París) las absorbe por completo. La superficialidad es el defecto dominante en la mujer argentina".
"Por estas causas fútiles, nuestro mundo no es triste: es aburrido"
...
* (Ensamble de fragmentos de su libro "Recuerdos dispersos". Los ejemplares de este libro, disponibles en librerías, fueron comprados por su hermano Martín, quien procedió a quemarlos)
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