CORREO
Ante la noticia publicada en este suplemento del día 11/09/07 y tras mi absoluta sorpresa ante los dichos de la abogada Treviño, deseo formular las siguientes apreciaciones de mi parte.
a) Soy un profesional del Foro de Abogados Rosarinos desde hace 25 años, egresado de la Universidad Católica Argentina, Facultad de Derecho y ciencias sociales de Rosario.
b) Es cierto que he sido honrado por el H. Directorio del Colegio de Abogados como Presidente de la Comisión de Derechos Humanos.
c) Nunca he tildado "al lesbianismo como patología", conforme pretende imputármelo la abogada Treviño.
d) Desde el primer día en la Facultad de Derecho, aprendí el mayor aporte que éste hace a la humanidad es el procurar establecer el valor Justicia ante posturas diversas, sin usar la violencia física o intelectual.
e) Aprendí además que el debido proceso legal que consagra nuestra Constitución, faculta a quien pretende alcanzar el valor Justicia a disentir con el otro, aplicando de este modo el principio constitucional "nadie está obligado a declarar contra si mismo", pues caso contrario "a confesión de parte, relevo de prueba".
f) No es cierto lo que dice la abogada laboralista Susana Treviño que su cliente fue "hostigada" por una superior del Colegio Verbo Encarnado y por una empleada laica y jerárquica del Colegio Verbo Encarnado en el que trabajaba como empleada administrativa.
g) No es cierto que al contestar la demanda, me haya referido a Martínez utilizando términos discriminatorios y homofóbicos, tales la referencia a la "patología" que supone el "lesbianismo" y a que esa "patología" no era impedimento para trabajar en una institución educativa religiosa.
h) Lo único que he hecho es negar la veracidad de los dichos de la abogada Treviño, conforme las reglas de la sana praxis procesal, lesionando el interes de la abogada Treviño, que indudablemente pretende ganar el pleito en la prensa, antes que en la Justicia, utilizando la mentira como herramienta principalísima.
i) De mi compromiso con los Derechos Humanos, puede hablar mi trayectoria profesional, los miles de alumnos a quienes se los he enseñado en 31 años de docencia, la honestidad de mi trabajo y los cientos de colegas con los que he tenido el honor de litigar con las armas limpias del respeto por la Justicia, la Verdad, la ley y el Estado de Derecho.
j) Debería aprender a esta altura de su carrera, la abogada Treviño, que ella no es quien para diagnosticar mi modo de pensar por una defensa técnico procesal, y que las tácticas y estregias de "descalificación", "investigación", "reproche" y "eliminación" a quien sostiene posturas opuestas a las suyas en defensa de sus defendidos, forman parte de la peor época de destrucción de los Derechos Humanos en la historia de los argentinos.
Héctor Gustavo Dimónaco
Abogado
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