CORREO
Estamos a menos de dos meses del cambio de gobierno en la provincia.
Se va, un partido que deja a los trabajadores una Ley de Emergencia eterna, que se ha aprovechado de miles de "planes" para aumentar el superávit provincial mediante la explotación de mano de obra semiesclava (un trabajador obligado a la "contraprestación" por, digamos, 11 kilos de zapallitos al mes no es siquiera un asalariado), y mil supresiones más de derechos laborales. Se va habiendo ratificado la impunidad por los 13 muertes por incineración en la Comisaría 25 de Villa Gobernador Gálvez; la impunidad por la devastación y muertes causadas por la inundación de ReutemanObeid; ostentando una policía primera en el ranking nacional de gatillo fácil. Y mil y una más.
Mientras así están las condiciones generales para decenas de miles de trabajadores, los senadores se aumentan los "gastos de representación" (enormes sumas de las cuales no rinden cuenta) y se preocupan de llenar los casilleros de las grandes vacantes con sueldos cuyo monto se cuenta en miles de pesos. Lo hacen en el Poder Judicial, lo hacen en lo que llaman "Tribunal de Cuentas", lo hacen en la Lotería Provincial, lo hacen en donde quepa un amigo o sirviente político para ubicar con un buen toco a cobrar mensualmente.
Pero singularmente, nada menos que en la Secretaría de Derechos Humanos se niegan a estabilizar la situación laboral de los empleados que están contratados por una de las tantas "Fundaciones" que a su vez cobra de la Provincia y paga a los "tercerizados" los salarios que corresponden a contratos basura (reservando su parte obviamente).
No es excepcional lo que aquí pasa, esto ocurre desde la salud hasta el eterno reemplazante en la docencia, pasando por los trabajadores de Minoridad y tantas dependencias más.
Pero esa referencia a los Derechos Humanos nos demanda aunque sea una reflexión. Más allá de nuestro apoyo a los que reclaman la estabilidad que les corresponde, debemos decir que la situación demuestra que estas Secretarías no son otra cosa que el aparato de mentir sobre una política de "Derechos Humanos" en beneficio de los mismos que pretenden hacer aparecer, con un cuadrito descolgado o un actito electoral de vez en cuando, como el alma del progresismo de los Gobiernos, tanto Nacional como Provinciales.
Más allá de esto, debemos decir que "administrar" los Derechos Humanos es un invento. Los Derechos Humanos ni se promueven ni se "gestionan", se defienden en la calle como corresponde y los Gobiernos lo que tienen que hacer en todo caso es dejar de violarlos, no inventar estas tramposas oficinas, que están para adherir a las movilizaciones por la aparición de un desparecido de este mismo gobierno, como pasa con Julio López.
Pero el trabajador, sea en esta o en otra dependencia pública, por innecesaria que le parezca a quienquiera (incluso a nosotros), es un laburante como tantos. Vivir dignamente y no sujeto a la arbitrariedad y el temor de perder el pan de cada día cuando se le cante a un funcionario es algo básico. Es elemental para suprimir el terror al día siguiente.
(UADH- Rosario) Unidad antirrepresiva por los derechos humanos
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