CORREO
Hay una cosa que le escuché decir al Chango Spasiuk una vez: "Hay gente que no entiende que puede haber otra gente que no conozca y hasta que no guste de los Beatles". De eso me acuerdo ahora que me pongo a hacer un par de reflexiones sobre la visita de Bob Dylan. Soy músico, y ya adentrado en años, y creo conocer algo de nuestra música y de la música de afuera también. Ver la propaganda y el espasmo de muchos periodistas, y gente en general, de sobre "Viene Bob Dylan, viene Bob Dylan", no me asombra puesto que se han criado con esa música. Y no los culpo. Ahora, yo no dudo que Bob Dylan sea un gran compositor, no tengo ningún disco, pero de seguro que debo conocer varios temas de él sin saberlo, pero, de lo que me parece exagerado, es la tremenda publicidad de éste. Claro, ya lo sé, tampoco es tan extraño si sabemos el dinero que tienen sus contratantes y el dinero que tienen él o los sellos que trabajan con Dylan. Ahora, yo no quiero pecar de chauvinismo, adoro Take Six, me gusta bastante Simple red, Sting me encanta esa voz ronca que tiene y cuando canta standard de jazz mejor aún, Nirvana me parece una buena banda, y puedo seguir así, pero, lo que mes amo, quizás, o lo que a mucha gente por estos lares no les interesa un comino (estoy hablando de periodistas, de medios grandes), y no los culpo, es una música con la cual yo y muchísima otra gente, hordas diría, nos hemos criado. Soy santiagueño, y yo tengo mis campeones de la música y creo que estos corren con demasiada desventaja por estos pagos. Ejemplo: Adolfo Abalos dio innumerables piezas que corea nuestro querido pueblo, Jaime Dávalos, el genial Cuchi Leguizamón junto al "barba" Castilla, son exponentes de esa cultura que está emparentada con nuestros antepasados indígenas y criollos, y también, claro, gringo, europeo. Pero ¿a quién le interesa eso, no? Bueno muchachos, lamento decirles que a muchos. La periferia de Rosario está llena de cabecitas negras, que estos periodistas que decía, jamás se vayan a dar cuenta quizás. Cabecitas descendientes de correntinos, tucumanos, santiagueños, que hablan en guaraní, quichua, qom (toba), y que cultivan el folklore, el chamamé, la cumbia a full, luego también esta el tango pero eso mas bien ya es cultura clase media. El folklore también es clase media, no hay más que ir a alguna fiesta folklórica universitaria aquí nomás en Rosario, y ni hablar de lo que es Córdoba, Santiago, Salta. Hay una cultura que nace de allí y que es la que más me representa en este mundo sus exponentes son Violeta Parra, Víctor Jara, Leda Valladares, tan linda y de buena posición económica, pero que sin embargo encaró para el monte a buscar las melodías esas que cantaban esos explotados y olvidados campesinos y nos dejó una tremenda recopilación que hoy a mas de uno hace estremecer, y luego todos aquellos que trabajaron con esa base, el Cuchi, el Adolfo, el chango Farías Gómez, Juan Falú, los changos de Aca Seca, que llevaron el arte folklórico a un grado de fusión arrollador y revolucionario. Revoluciones, que quedarán medio en el olvido, y porque tenemos que luchar con un monstruo grande. Estos son mis campeones, estos son mis Mozarts, mis Beethovens, mis Bob Dylans, pero que la prensa no los recibe como tal. Nombre solo a algunos referentes de este "arco" ideológicomusical. Quizás, y como todo es cíclico en esta vida dicen, desde aquí contribuyamos a que la vuelta de lo nuestro se haga presente otra vez, algún día y a la manera en que se lo merece.
Facundo Salazar
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