Querida Marie

En un trágico accidente ha muerto alguien a quien, pese a la gran diferencia de edad, fue una de mis amigas más queridas: Marie del Castillo. Hacía años que no la veía pero nunca dejé de tenerla presente. Vivía en Bariloche, donde viven también dos de mis sobrinas. De aquellos años que al mismo tiempo de perderse en el tiempo se hacen, ante la tristeza, más presentes que nunca, guardo recuerdos con la exactitud de una moneda. Marie, mi sobrina Verónica, Juan Forn y Juan Maidagan, andábamos juntos durante largas tardes y el tema que más nos apasionaba era el de la poesía. Por aquellos años felices en que nos queríamos tanto

tuve la suerte de poder publicar poemas de Marie, de Juan Maidagan, y de Juan Forn. En estas líneas, que no quieren ser una despedida sino la certidumbre (una de las pocas que se tienen) de un reencuentro en una mañana que siempre será misterioso, dejará que las voces de esos amigos se hagan vivas en su propio lenguaje. Escribía Marie: "Morir a cada instante/ por un recuerdo/ por un vuelo sin límites/ que nadie alcanzó/ y lo olvidaron. / Buscar entre los que aún persisten en un cigarrillo mal apagado/ y siempre un final/ un día sin un margen de olvido". Maidagan por su parte nos habla de la razón del poema: "Desde donde mis brazos mis manos/ desde mis manos mis palabras/ desde donde mis palabras mis poemas/ en cada poema un suicidio/ y una inerranable caída a lo oscuro en silencio". Y Forn, en un poema dedicado justamente a Marie, en un bello y extenso poema, expresaba: "Estamos en un cono de neblinosa tristeza irremedible a pesar de/ las pequeñas victorias fugaces sobre lo oscuro/ algo nos llama al desencuentro/ nos enfrenta a lo largo de un/ abismo y arteramente nos obliga a destruir los puentes...". Querida Marie, en estas palabras sé que comprenderás bien que las pequeñas victorias sobre lo oscuro, son, en parte, la persistencia de este lenguaje tuyo que no olvido ni olvidaré.

Gary Vila Ortiz