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Viernes, 5 de marzo de 2010

CORREO

Mujeres

Dentro de unos días se volverá a conmemorar en todo el mundo el Día Internacional de la Mujer, inclusive en el mundo árabe, pese a las tremendas condiciones de vida que llevan las niñas y las mujeres bajo un estado teocrático.

El 8 de Marzo hace referencia a tres hitos históricos en los que nosotras, las mujeres, fuimos las exclusivas protagonistas de las luchas obreras sindicales.

Un 8 de Marzo de 1857, en New York, las obreras del Bajo Manhattan, conocidas como "las obreras de la aguja" tomaron pacíficamente la textil, en pos de mejores condiciones de trabajo. Un 8 de Marzo de 1908, las costureras de la Textil Cotton, hicieron lo mismo que las obreras de las agujas. Aunque esta vez, el resultado fue trágico: las ciento veintinueve trabajadoras murieron carbonizadas en un incendio intencional. Tres años antes, es decir, un 8 de Marzo de 1905, obreras rusas tomaron pacíficamente su lugar de trabajo. Jornadas de doce horas y salarios magros fueron las causas para exigir su dignidad, como mujer trabajadora.

En la década de los 90, según informes de la ONU, y la OIT, las mujeres conformamos un tercio de la fuerza de trabajo en el mundo. Pese a los avances legislativos, aún con artículos específicos en nuestra Constitución Nacional, (37 y 75, incisos 19 y 23) que consagran expresamente principios antidiscriminatorios, y la igualdad real de oportunidades entre los géneros, la brecha salarial entre hombres y mujeres, el acoso sexual, y la doble jornada laboral siguen siendo asignaturas pendientes.

El acoso sexual a las mujeres en su lugar de trabajo constituye una de las más flagrantes discriminaciones a la condición femenina. Una de cada doce mujeres acosadas sexualmente, se ven obligadas a renunciar a su puesto de trabajo.

En cuanto a la brecha salarial entre hombres y mujeres, sigue siendo un dura realidad en nuestro país y en Latinoamérica.

Según datos del prestigioso economista Bernardo Kliksberg, en Argentina, una trabajadora percibe en promedio el 54 por ciento de lo que cobra un trabajador varón. En Brasil, la brecha salarial indica un 58 por ciento. Las mexicanas y las chilenas perciben un salario que oscila entre un 39 y 40 por ciento del salario de un varón trabajador.

En Argentina, con la legislación laboral demasiado precarizada, el artículo 172 de la Ley de Contrato de Trabajo sigue siendo una utópica declaración de principios.

Este 8 de Marzo renovemos nuestro compromiso social, sigamos cada día sosteniendo la utopía de la igualdad. Sin mujeres, no hay democracia.

Gabriela Silvia Loccisano

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