Ley de Entidades Financieras

El Proyecto de Ley de Servicios Financieros para el Desarrollo Económico y Social presentado por el Bloque Nuevo Encuentro, en la Cámara de Diputados de la Nación ,y que Carlos Heller vino a promover la pasada semana en Rosario, cambia la lógica del espíritu de la Ley de Entidades Financieras. Pasaríamos de una ley para bancos a una ley diseñada para los usuarios de los servicios financieros. Hemos decidido instalar fuertemente el tema y salir a debatir de cara a la sociedad la necesidad de derribar el último gran engendro, mal llamado legal, heredado de la dictadura.

Uno de los síntomas históricos de que ha llegado el momento de cambiar la Ley de entidades financieras, está dado con la detención del máximo referente de la política económica del gobierno de facto, José Alfredo Martínez de Hoz. Es hora de seguir avanzando en la democratización de nuestro país en todos sus ámbitos, y el financiero no puede seguir regulado con el sentido que le imprimió el terrorismo de estado. Las razones de la necesidad del cambio de la Ley de Entidades Financieras de 1977, está imbuida de las ideas de liberalización de los mercados que en aquella época se identificaban con la "Escuela de Chicago" y que, luego, se consolidaron en el "Consenso de Washington".

Esa Ley aplicó una fuerte desregulación sobre el sistema financiero. Desde su sanción se han desatado varias crisis financieras y desaparecido importante cantidad de entidades. Esto asociado a la facilidad que existe para el ingreso de bancos de capitales extranjeros, generó una fuerte concentración y extranjerización de la actividad bancaria que claramente perjudica a nuestro país, sus industrias, las Pymes y por consiguiente a nuestros trabajadores.

En la nueva Ley se incluye la orientación del crédito hacia las micro, pequeñas y medianas empresas; el establecimiento de "Servicios Esenciales" dirigidos hacia los sectores de menos ingresos de la población con un nivel máximo de comisiones (en algunos casos sin comisiones); la protección los ahorros colocados en las entidades financieras, en particular a los correspondientes a los pequeños y medianos ahorristas; el impulso del financiamiento productivo general, en particular de las micro, pequeñas y medianas empresas nacionales; la promoción del crédito destinado a satisfacer las necesidades de vivienda y consumo de las personas y grupos familiares y el aliento a la distribución regional equitativa de la actividad financiera.

José Tessa

Diputado provincial del MAP