Cultura y propaganda

El término cultura posee diversas acepciones, se han ocupado de la cuestión profusamente la antropología, la sociología y por cierto otras disciplinas como la semiótica.

La cuestión que nos inquieta no es la de las disquisiciones académicas, sino los atronadores y contradictorios mensajes proferidos desde los medios masivos de supuesta información.

En efecto, la pasada semana en un periódico de alcance nacional, una de sus columnistas más asiduos vuelve a la carga con el anacrónico argumento de que la inflación está siendo alimentada por los reclamos de aumento de salarios de las y los trabajadores de región Argentina. Como si fuera poco, el escriba no se priva de brindar su coartada ideológica a los capitalistas justificando su reticencia a la inversión a la fragilidad jurídica del sistema. ¿Casualidad? No, coherencia pura y dura.

Pero el problema no se agota allí, por parte del gobierno recibimos una andanada permanente de argumentos que nos pintan nuestra cotidiana vivencia en el país de Jauja.

Lo que no se dice en ningún caso es la persistencia perversa de un sistema de concentración de tal magnitud, que el neoliberalismo, como etapa superior del capitalismo globalizado, se mantiene intacto en lo esencial, con precariedad laboral, tercerizaciones y activa connivencia de aparatos burocrático gremiales.

Como afirmara con certeza Ezequiel Martínez Estrada, en su ensayo Cuadrante del Pampero (1956): "La maquinaria domesticadora de conciencias y acciones continúa a la orden del día".

Por eso es tan importante potenciar y multiplicar las redes de contrainformación alternativa, en cada barrio, fábrica, escuela y en todos los ámbitos recuperar y asumir las palabras, arrebatadas para tergiversar la realidad social por los grandes oligopolios.

Carlos A. Solero

Miembro de APDH Rosario

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