CORREO
Gloria y pesadilla
En la docencia de nivel medio, existen dos categorías: docentes titulares e interinos, los últimos están en esta situación porque durante dieciséis años o más, no se llamó a concurso. Los interinos no trabajan en esa condición por propia voluntad, no entraron por la ventana o por acomodo; el ingreso a la docencia no se hace con "discrecionalidad". En la docencia pública existe un riguroso orden de mérito que fija el escalafón anual, dicho orden tiene en cuenta el título, los cursos realizados, pos grados, postítulos, maestrías, participación en congresos, publicaciones, entre otros ítems; de este escalafón son llamados por las escuelas los docentes que cubrirán las vacantes, una vez dentro del sistema deben continuar haciendo cursos -la mayor parte de las veces pagados de su propio bolsillo condición sine qua non para permanecer dentro del sistema y ser evaluado año tras año. El hecho de ser "interino" no le garantiza ninguna estabilidad laboral ¿esto se llama precariedad? , pero no le queda alternativa, es la única posibilidad de ingresar a la docencia. De este modo, muchos trabajadores con más de veinte años de servicio se encuentran totalmente desprotegidos por la ley.
La ministra de educación de la provincia, Elida Rasino, expresó en la ciudad de Santa Fe durante el primer ofrecimiento de cargos que "en el nivel medio no hay cultura de concurso", ¿habrá querido decir que los docentes no están acostumbrados a validar su competencia profesional? , en realidad esta afirmación esconde una falacia y encubre la responsabilidad del Estado que no llamó a concurso en tiempo y forma, desoyó el reclamo de los trabajadores y no tomó en cuenta que todos los años los docentes deben acreditar no sólo antigüedad, también sus antecedentes. Paradójicamente, en esta convocatoria, el Ministerio de Educación de la Provincia cambia las reglas de juego, desestima los antecedentes, tiene en cuenta solo la antigüedad y le da a cada agente un puntaje irrisorio por pertenencia a una escuela. Éste es el Ministerio que pregona la calidad educativa en los medios y la borra con el codo puertas adentro.
Este concurso muestra dos caras, las de aquellos que legítimamente piensan que su titularización fue haber conseguido "la gloria" de la estabilidad laboral, y la de otros, pocos o muchos, la discusión es capciosa que viven la "pesadilla" de quedar sin trabajo, sin indemnización, sin obra social.
Aída Albarrán
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