Lun 16.05.2011
rosario

CORREO

Topadoras

En "Granadero Vanzini" el odio no se oculta, se ejerce. Vecinos del histórico barrio El Espinillo, de Granadero Baigorria, ubicado en el extremo norte de la ciudad a orillas del río, creado y habitado por familias de pescadores y obreros, mantienen un conflicto legal con un testaferro de El señor de la tierra, que los considera intrusos y usurpadores. El inmobiliario que se ha enriquecido y que sigue con sus negocios en "Granadero Vanzini" así procede: ante su impotencia por no poder resolver favorablemente un litigio que tiene perdido, avanza a punta de billetera, topadora y odio.

Esa es la fórmula, con una proporción predominante de odio. El poder conoce exactamente el precio de la necesidad y la necesidad no evalúa el precio del futuro porque la necesidad es ahora.

Primero se moviliza la billetera del "señor Feudal de la Tierra" y una familia se despide de su casa, del barrio, del río y de su cultura. Luego llega el odio empujando la topadora hasta el centro del barrio y donde había un hogar y una historia queda tierra arrasada. Hasta el sauce que la cobija paga el pato del odio.

El operativo es rápido y de madrugada, llamativamente parecido a los que se hacían con uniformes verde oliva. El "Señor Feudal de la Tierra" compra, desaloja y derrumba casas construidas con la humildad de proyectos que no alcanzan a comprender tanto odio.

Mientras tanto, los vecinos que resisten ven como paulatinamente se concretan las amenazas del poder económico y del poder político gerenciador que durante años, velada o directamente, vienen socavando sus esperanzas y sus proyectos.

¿Y el poder político y el intendente?. Negocian con "El Señor Feudal de la Tierra". ¡No puede ser! Sí puede ser. Negocian al permitirle el loteo de un barrio sin espacio verde reglamentario a cambio de terrenos marginales.

El poder político hegemónico, con sus variantes partidarias, ya tiene firmada la sentencia política que más tarde o más temprano pretenderá extender el modelo inmobiliario ribereño afianzado en la zona norte de Rosario y entonces, la promesa de "la costa para todos" deberá incluir un agregado: "los que puedan pagar".

Pero eso sí, hace poco tiempo pudimos asistir a un exitoso recital organizado por el gobierno municipal. Fue hermoso volver a escuchar en la voz de Víctor Heredia aquellos versos de Armando Tejada Gómez: "A esta hora exactamente hay un niño en la calle".

La Asamblea

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