CORREO
Topadoras
En "Granadero Vanzini" el odio no se oculta, se ejerce. Vecinos del histórico barrio El Espinillo, de Granadero Baigorria, ubicado en el extremo norte de la ciudad a orillas del río, creado y habitado por familias de pescadores y obreros, mantienen un conflicto legal con un testaferro de El señor de la tierra, que los considera intrusos y usurpadores. El inmobiliario que se ha enriquecido y que sigue con sus negocios en "Granadero Vanzini" así procede: ante su impotencia por no poder resolver favorablemente un litigio que tiene perdido, avanza a punta de billetera, topadora y odio.
Esa es la fórmula, con una proporción predominante de odio. El poder conoce exactamente el precio de la necesidad y la necesidad no evalúa el precio del futuro porque la necesidad es ahora.
Primero se moviliza la billetera del "señor Feudal de la Tierra" y una familia se despide de su casa, del barrio, del río y de su cultura. Luego llega el odio empujando la topadora hasta el centro del barrio y donde había un hogar y una historia queda tierra arrasada. Hasta el sauce que la cobija paga el pato del odio.
El operativo es rápido y de madrugada, llamativamente parecido a los que se hacían con uniformes verde oliva. El "Señor Feudal de la Tierra" compra, desaloja y derrumba casas construidas con la humildad de proyectos que no alcanzan a comprender tanto odio.
Mientras tanto, los vecinos que resisten ven como paulatinamente se concretan las amenazas del poder económico y del poder político gerenciador que durante años, velada o directamente, vienen socavando sus esperanzas y sus proyectos.
¿Y el poder político y el intendente?. Negocian con "El Señor Feudal de la Tierra". ¡No puede ser! Sí puede ser. Negocian al permitirle el loteo de un barrio sin espacio verde reglamentario a cambio de terrenos marginales.
El poder político hegemónico, con sus variantes partidarias, ya tiene firmada la sentencia política que más tarde o más temprano pretenderá extender el modelo inmobiliario ribereño afianzado en la zona norte de Rosario y entonces, la promesa de "la costa para todos" deberá incluir un agregado: "los que puedan pagar".
Pero eso sí, hace poco tiempo pudimos asistir a un exitoso recital organizado por el gobierno municipal. Fue hermoso volver a escuchar en la voz de Víctor Heredia aquellos versos de Armando Tejada Gómez: "A esta hora exactamente hay un niño en la calle".
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