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El talón de Aquiles

Quizás la tecnología sea fantástica para lograr esa "perfección" que busca el ser humano.

En la gastronomía por ejemplo. Con las balanzas ultramodernas, uno puede evitar que se le pase un gramito más un gramito menos y la receta seguramente salga "perfecta".

Pero yo no dejaré nunca de ser la mujer que ponga una pisca de sal, un chorrito de leche, una cucharadita de té bien colmada de cacao amargo, media taza de harina sin preparar previamente cernida...

Esa maravillosa inexactitud que permite lograr en la repetición, una conexión con la intuición, con la buena mano, la imaginación y fantasía. Esa inexactitud que invita a sentarse a la mesa a degustar, siempre, alguna novedad. Saborear el amor, la dedicación, el juego y la sutileza que nos regala la diferencia.

La famosa receta de la abuela.

La perfecta imperfección que el ser humano por alguna extraña razón quiere borrar inexorablemente.

El hueco, el vacío, la falta. El talón de Aquiles por donde el aplastante globalizador quiere meter su anzuelo.

Elena Otero Valdés