CORREO
Voluntad
Las últimas noticias situaron la cuestión seguridadinseguridad en su justo medio perturbador. Una serenidad y calma, una responsabilidad democrática y severa no podría concluir que no hay en una Institución espacio para los honestos. De ninguna manera razonable podría postularse ni sostenerse que una Policía honesta es imposible.
La República Argentina, el Pueblo, debe recuperar de un modo expeditivo el absoluto monopolio de la violencia, porque los muertos y las violencias del narcotráfico, tanto como las víctimas de desalojos compulsivos y salvajes de pequeños propietarios criollos y originarios, revelan que bandas delincuentes se arrogan con relativo éxito desconocer su imperio. El desafío que implica ese despliegue insolente y asesino es y debe ser intolerable para un pueblo libre y soberano.
Tal vez, acaso, no lo pensé antes de escribirlo, ciertamente discurran confrontaciones y eventos vinculados a una Independencia inconclusa, y de una democracia que en treinta años de vigencia no pudo recrear sus Instituciones profundas tal como le exigen abrumadoras mayorías.
Entre ellas unas Instituciones policiales en condiciones de garantizar la vida, los bienes y las propiedades de los ciudadanos, de todos los ciudadanos sí, pero con peculiar celo las de los ciudadanos vulnerables.
No podrían de ningún modo estas Instituciones, ni ebrias ni dormidas, declarar guerras interiores de ninguna naturaleza, de grupos y / o de bandas, las que fueren, robar, torturar, matar, y en una descomposición insostenible y ruinosa, cobrar por brindar seguridad mediante el ingenioso método de promover el cáncer para luego vender los medicamentos para curarlo.
El condimento de que tales bandas se comanden desde reductos Institucionales específicamente creados para combatir el crimen organizado, es de una gravedad, que por ostensible, es innecesario subrayar aquí, aunque volveremos sobre ella en otro momento.
Se impone por parte de los pueblos una respuesta acorde, contundente, imperativa, absoluta. De manera que la propuesta consiste en un plebiscito en que el Pueblo exprese su Voluntad, un pronunciamiento, que por su magnitud, enseñe de una vez y para siempre como deben ser y serán las cosas de aquí en más en la República Argentina.
Las urnas son los únicos buzones de la vida que puede consentir un Pueblo digno, valiente y convencido. De prosperar la iniciativa, el Pueblo acudirá masivamente, lleno de futuro y certidumbre. Ya es victoria.
Carlos Echegoy
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