Sáb 10.11.2012
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Agitador de conciencias

Ha muerto en España el filósofo ácrata Agustín García Calvo. Se acalla la voz de un genuino agitador de conciencias. Parte de la vida al infinito uno de los más lúcidos y agudos pensadores contemporáneos.

Multifacético, locuaz analista de la compleja realidad social, un interpelador impertinente, con un estilo de decir y hacer las cosas que siempre buscaba ir más allá de lo dado como certeza.

Agustín García Calvo nació en Zamora (Castilla), el 15 de octubre de 1926. Murió en la misma ciudad el 1 de noviembre de 2012. Puedo decir de él, entre otras cosas, que fue gramático, poeta, dramaturgo, ensayista, traductor y que practicó la filosofía de un modo originalísimo. Estudió en la universidad de Salamanca y se doctoró en Madrid con una tesis titulada Prosodia y métrica antiguas. Ejerció la docencia en las Universidades de Madrid y Sevilla en la cátedra de Lenguas Clásicas hasta que la dictadura franquista lo expulsó en 1965 por su solidaridad con las protestas estudiantiles. Junto a Enrique Tierno Galván y José Luis Aranguren, fue una de las principales voces de disidencia contra la dictadura imperante en su país. Obligado a partir al exilio se refugió en París, donde trabajó en el Collège de France y en la editorial de los exiliados antifascistas Ruedo Ibérico. Eminente estudioso de la lingüística y filología a la que realizó aporte sustanciales.

Entre sus escritos filosóficos se destacan: Lecturas presocráticas, Lecturas presocráticas II. Razón común. Edición crítica, ordenación, traducción y comentario de los restos del libro de Heráclito, Contra el tiempo, De Dios y Contra la Realidad.

Poeta y periodista de tono polémico e inconformista, una sucinta enumeración de algunas de sus notas muestra su talante crítico: Contra la Familia, Contra la Pareja, Contra la Paz, Contra la Democracia, Análisis de la Sociedad del Bienestar, Noticias desde abajo y Que no, que no.

García Calvo fue coordinador de la Tertulia Política, ámbito de debates del ateneo de Madrid. En una entrevista que se publicó recientemente expresó su punto de vista sobre la coyuntura ibérica señalando las potencialidades y limitaciones del movimiento social de los indignados.

Se apagó la vida de un hombre que hizo de la palabra aquello que el poeta Gabriel Celaya proclamó para la poesía: "Un arma cargada de futuro".

Carlos A. Solero

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