CORREO
La lucha al narcotráfico
Santa Fe está viviendo graves momentos que exigen una responsabilidad política distinta a la que, azorados, estamos viendo. El negocio de la droga proyecta una pesada sombra sobre la connivencia de funcionarios y narcotraficantes. La población no puede entender cuando el gobierno de la provincia dice haberse enterado de la investigación por la tapa de un diario. Si esto es así habla a las claras de una terrible negligencia en un tema de trascendental importancia en la política de seguridad de un Estado. Nadie debe desconocer que el flagelo del consumo y el comercio de las drogas exceden los límites de la frontera santafesina, pero también es cierto que el problema tiene una raíz histórica que nunca fue atacada. Aun más difícil de comprender es la posición especulativa de los diputados del Frente para la Victoria cuando deciden romper una reunión con el gobernador por el sólo hecho de no tener presente al periodismo. La función de la clase política electa es la de gestionar soluciones en el ámbito de un consenso y luego informar mediáticamente. Parece que aquí los roles decidieron invertirlos como si ello condujera a la solución del problema. Grave es tratar de digerir las palabras de dirigentes del PJ santafesino cuando aseveran que existen elementos para intervenir el gobierno provincial. Lo mejor que debe suceder es que los funcionarios hagan honor a quienes los eligieron y solucionen los problemas que existen. No es necesario que se vayan. Y, por último, la postura del gobierno nacional tratando de enjuiciar a quienes están en la misma situación que ellos en cuanto a la solución de los problemas de la seguridad. La lucha contra el tráfico de estupefacientes incluye la custodia de las fronteras transnacionales, la política de migraciones, el lavado de dinero. Todas cuestiones que abarcan el Estado Nacional y los gobiernos de cada una de las provincias. Entendemos que la política es la dinámica de la búsqueda de los consensos para las soluciones que el pueblo reclama a gritos. Aquí no existen ganadores cuando nuestros pibes se enferman y mueren por el consumo de droga. Mientras la clase política se debate buscando réditos propios a futuro, los mercaderes de la muerte hacen su negocio a la vista de todos. Aquí y ahora. Los ciudadanos eligen a sus representantes no para que cumplan funciones de críticos y analistas de la realidad. Se necesita de actores sociales y políticos que pongan manos a la obra. Con trabajo, acuerdos sociales y desprovistos de mezquindades es como avanzaremos contra la inseguridad y la droga. Mientras no lo entiendan, nuestros hijos corren peligro de muerte.
Jorge Sola, Domingo Moreyra, Juan Carlos Schmid, Alberto Fantini y Sandra Maiorana
Santafesinos integrantes del Consejo Directivo CGT
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