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Solidarios y viles

Alcanza con observar las torvas figuras de los instigadores y artífices del crimen del joven Mariano Ferreyra para comprender de inmediato cómo se da la contraposición entre los viles y los solidarios en las sociedades del capital﷓mercancía.

En efecto, salta a la vista la sórdida trama urdida en diversas instancias para aniquilar a los que no aceptan la perversidad de este sistema destructor de vidas humanas para satisfacer la voracidad de los poderosos.

El burócrata sindical enjuiciado es una emblemática figura de los años noventa y representa cabalmente la cómoda connivencia de los jerarcas que avalaron la orgía privatizadora de las empresas públicas.

Socios en las maniobras de la orgía neoliberal añadieron a sus dominios patrimonialistas la estructuración de las empresas de tercerización de empleos para proveer de fuerza de trabajo precarizada y flexible a los concesionarios de servicios.

El joven abatido por la patota parasindical fue un solidario que fue a expresar su justa rebeldía contra los atropellos patronales.

El asesinato de Mariano Ferreyra es sólo la punta de un iceberg que evidencia cómo se articulan los grupos de poder para mantener disciplinados a los productores de la riqueza que usufructúa una minoría de privilegiados, sólo la expresión de una trama de complicidades para el sometimiento.

La lucha de ayer y de hoy es la misma: hay que abolir los mecanismos que hacen que la vida humana no valga más que para que los arriba abulten sus arcas y los de abajo sigamos padeciendo. Sólo la solidaridad y la acción colectiva sin mediaciones podrán romper los eslabones de esta cadena.

Manuel López Ocaña