CORREO
¿Recuerdan cuando en la década de los noventa se llevó a cabo el descuartizamiento del patrimonio público, energía, transporte y comunicaciones? ¿Recuerdan cuando comenzó la instalación de mecanismos privatizadores en la enseñanza pública, época en que con frivolidad, cinismo y desparpajo tildaban de anacrónicos a los que alertaban sobre el sombrío futuro? Oídos sordos, medios de comunicación complacientes y toda una cohorte de adulones palmeando las espaldas de los ejecutores. En el presente voces aisladas alertan sobre el riesgo del modelo sojero, no sólo la desvastación de tierras, sino y por sobre todo la terrible concentración de riquezas en una minoría mezquina aliada a las megacorporaciones. Otra vez oídos sordos, o mejor dicho aisladas voces a las que la mayoría prefiere no escuchar. Los desastres ecológicos en ciernes no son más que algunas de las consecuencias del sistema despojo y expoliación instalado a sangre y fuego hace treinta años y que con matices persiste. Los vecinos de Gualeguaychú en la Provincia de Entre Ríos tienen en claro que el destino de la dignidad popular no surgirá del despacho de burócratas, ni de los cabildeos de cortesanos y demagogos, sino del conciente protagonismo de hombres y mujeres que deliberen libremente, autogestivamente. Defendiendo su ecosistema, es decir su vida Para los habitantes de está región las alternativas son claras o la autoorganización popular o la continuidad del sometimiento a oscuros intereses y nadie podrá decir que no lo sabíamos. Siempre es una buena pregunta el interrogarnos que será de nosotros. No dejemos que otros elaboren las respuestas con nuestra sangre y nuestro dolor.
Carlos A. Solero
El "borocotizador" sigue adelante con sus aventuras, acumula fortuna en las arcas del Estado con el superávit y acumula los bolsones de pobreza en el seno del pueblo. Sigue profundizándose el colapso de la justicia (juzgados abarrotados de expedientes por falta de presupuesto para dinaminzar las estructuras); la educación (con escuelas deterioradas, poniendo el acento más en la asistencia del hambre de su población que en la búsqueda del conocimiento e instrucción, cuidando que se les desmorone los cielos rasos, exigiendo a su plantel docentes enormes esfuerzos por magros salarios) y la salud (con hospitales paupérrimos, abarrotados de gente a las que se les proveen turnos de asistencia a los cuales no suelen llegar, porque hay niños y viejos que mueren por enfermedades curables por falta de asistencia). Pero toda esa carencia es el precio que se paga por engordar con subsidios jugosos a empresas miltinacionales (de ferrocarriles, de transportes, de peajes), o bien favoreciendo con excepciones impositivas a otras; pagando deuda externa ilegítima y fraudulenta, construyéndole carreteras de acceso a puertos privados extranjeros. Se extranjeriza la tierra, las reservas acuíferas; la minería; los hidrocarburos y todo recurso natural que exista en nuestro país. Se alardea de antiimperialismo, de "progresismo", mientras se mantiene la infame explotación de los ciudadanos con sueldos en negro, con pasantías degradantes y aumentos de salarios que no alcanzan a cubrir las necesidades mínimas de una familia trabajadora.
Amílcar Monti
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